Cuenta nueva sin borrón

El nuevo Espacio Guindalera, que ha dejado de ser específicamente una sala de creación y exhibición teatral para convertirse, según sus responsables, en «un club selecto, pero no excluyente» dedicado al arte y la cultura, ya está en condiciones de ofrecer su primera propuesta a quienes quieran convertirse no ya en «espectadores» al uso, sino en socios de ese club, aunque solo sea por un día.

El nuevo Espacio Guindalera, que ha dejado de ser específicamente una sala de creación y exhibición teatral para convertirse, según sus responsables, en «un club selecto, pero no excluyente» dedicado al arte y la cultura, ya está en condiciones de ofrecer su primera propuesta a quienes quieran convertirse no ya en «espectadores» al uso, sino en socios de ese club, aunque solo sea por un día.

Con más voluntad de necesaria evolución que de transformación radical, ha sido concebido este espectáculo titulado «Efecto Shinkansen» que inaugura la nueva etapa y que servirá de puente a lo que pueda ir viniendo después. La función trata de reunir y engarzar en forma de monólogo, sobre una dramaturgia que ha elaborado el director Juan Pastor, las escenas más representativas de las obras teatrales que ya habían sido representadas en Guindalera a lo largo de sus 14 años de existencia.

Homenaje plural

«La obra es una celebración del final de una etapa y del comienzo de otra –explica María Pastor, protagonista del espectáculo y máxima responsable del nuevo espacio–. También es un homenaje a todos los actores y profesionales que han pasado por aquí en todo este tiempo, y a los espectadores que han mantenido todo esto con su cariño». El título del montaje hace referencia al modo que tienen en Japón de afrontar las crisis tanto empresariales como personales, y que consiste en llevar a cabo una verdadera transformación interior para poder salir adelante. Y eso es exactamente lo que tiene que hacer la protagonista de la obra, una actriz que siente una llamada, al despertar de un sueño, y que, al tratar de acudir a ella, irá tropezando por el camino con su propio pasado si no logra interiorizarlo y superarlo debidamente. En ese pasado de la actriz es donde se ubican aquellas escenas de sus anteriores trabajos que se irán representado. «Ha sido difícil seleccionar esos trabajos, porque todos forman parte de mí –confiesa María Pastor–. En realidad, es como ver mi vida profesional en el transcurso de la hora y cuarto que dura la función. Ha sido fascinante ver cómo todo ese material seguía tan vivo; textos que yo no había tocado en muchos años han aparecido de pronto solos. Los he redescubierto y me he vuelto a enamorar de ellos, y se ha generado en torno a ellos una sensación mágica. Son recuerdos, sí; pero... ¿los viví, los soñé o los actué?».

Esa fantasmagórica recuperación del pasado posibilitará que el público vuelva a ver sobre las tablas, ahora bajo la óptica del presente, algunos fragmentos de aplaudidos montajes como, por ejemplo, «Duet for one», «El fantástico Francis Hardy» o «La bella de Amherst». Un reencuentro entre la obra de arte, el artista y el espectador dentro de este nuevo Espacio Guindalera que, sin descuidar nunca el teatro, ha empezado a dar cabida también a la música, la poesía, la gastronomía, la fotografía y la enología. «Queremos que esto se convierta, ante todo, en un lugar de intercambio para una serie de personas, ya seamos artistas o espectadores, que compartimos ciertos gustos y ciertos ideales –explica la responsable de la sala–. Siempre digo que no busco convencer a la mayoría, sino comprometerme con una inmensa minoría». Un laboratorio permanente de creación dramatúrgica, un grupo de entrenamiento actoral y un proyecto de investigación con la compañía estable Guindalera conforman la actividad eminentemente teatral de este renovado espacio que, además, seguirá acogiendo a otras compañías afines que quieran mostrar sus propuestas.

Dónde: Espacio Guindalera (c/ Martínez Izquierdo, 20. Madrid).

Cuándo: Desde hoy al 30 de diciembre.

Cuánto: 12 €.