Teatro

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Donde habitan los monstruos

El Centro Dramático Nacional acoge el debut de la primera compañía de teatro fantástico

Una escena de «El hogar del monstruo», con Jorge Usón
Una escena de «El hogar del monstruo», con Jorge Usónlarazon

El Centro Dramático Nacional acoge el debut de la primera compañía de teatro fantástico

Para homenajear la famosa reunión en Villa Diodati de Lord Byron, Mary Shelley, Percy Shelley y John Polidori, entre otros, en la que fueron concebidas las obras «Frankenstein» y «El vampiro», el novelista español Fernando Marías decidió, junto con otros enamorados de la literatura fantástica, formar un grupo de escritores que, recuperando aquel espíritu romántico, creara nuevos textos de género que pudieran ser leídos, si no al calor de la chimenea de una mansión en Suiza, sí al menos en alguna acogedora librería o sala de lectura ante el público. Así nacía el proyecto Hijos de Mary Shelley, que pronto empezó a crecer en ambición artística hasta transformarse ahora, cuando precisamente se cumplen 200 años de la histórica velada en Villa Diodati, en compañía teatral. «El hogar del monstruo» es el primer trabajo propiamente escénico del grupo y pronto podrá verse en Madrid, auspiciado nada menos que por el Centro Dramático Nacional. Componen este montaje seis piezas en total que se representarán en dos funciones o bloques distintos.

Autores y actores

La primera semana será el turno de «Abril en Estambul», de Espido Freire, y de «Dr. Darwin & Mr. Hyde» y «El último vals de Mary Shelley», ambas escritas por Vanessa Montfort, a quien su experiencia como dramaturga –además de su trabajo como novelista– le ha permitido erigirse en directora de la compañía. Una semana después llegarán las otras tres obras, igualmente agrupadas: «El espectro de la Estación de Atocha», de Fernando Marías; «La Criatura o ¿sabe el pez lo que es el agua?», de José Sanchis Sinisterra y «Sirena Negra», de Vanessa Montfort.

Curiosamente, tanto Espido Freire como Fernando Marías se suben al escenario también como actores, aunque en el caso de Marías, como él mismo aclara, su papel no es otro que el de sí mismo: «Esto fue una insistencia de Vanessa –explica el ganador del Premio Nadal en 2001–; y es verdad que, cuando hemos movido algunos monólogos por los ámbitos literarios, mi presencia le daba al proyecto una identidad muy concreta; así que hemos decidido mantenerlo. En realidad, sólo ejerzo de maestro de ceremonias: no soy otro que Fernando Marías, que va dando paso a las distintas obras y monstruos. Así que espero que nadie me pueda considerar un intruso por hacer de mí mismo». Aunque todavía sean estos los primeros pasos de la compañía sobre un escenariocomo tal, en Hijos de Mary Shelley tienen claro que la idea fundacional es crecer y seguir incorporando tanto a profesionales del teatro como a nuevos autores que devuelvan al fantástico su capacidad para indagar en las profundidades del alma humana.