Frágiles, cambiantes y evanescentes
Dueña de un particular universo expresivo, la compañía Matarile llega a Madrid con un espectáculo que imagina Europa sin tanto protagonismo en el curso de la historia
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La oblicuidad en la mirada sobre el mundo, y sobre las personas que lo habitan, es lo que ha tratado de buscar la directora Ana Vallés en Fráxil. Handle with care, una suerte de performance intelectualizada que cerrará la Trilogía de la fragilidad, iniciada en 2020 con El diablo en la playa y continuada con Inloca en 2022.
Igual que las piezas anteriores, Fráxil se construye a partir del trabajo conjunto de la creadora gallega (al frente de la compañía Matarile junto a Baltasar Patiño) con las bailarinas, actrices y "performers" Claudia Faci y Celeste González. A estas dos se suman sobre el escenario en esta ocasión, para completar el elenco, Antón Coucheiro, Alfredo Pérez y Pau Cólera. En cuanto a los textos, nada menos que Mircea Cartarescu, George Steiner y María Zambrano son los autores que sirven de sustrato conceptual a un trabajo que fantasea con la idea de una “Europa lavada o arrasada por la lluvia, en la que haya sido barrido el eurocentrismo. Una Europa porosa, capaz de ser observada (construida, habitada) desde otras perspectivas, también con sus propios ojos, nuestros ojos”.
La literatura de estos tres escritores y pensadores se realimenta en el espectáculo con las propias aportaciones de sus intérpretes. Pero, en consonancia con el estilo habitual de Vallés, Fráxil. Handle with care no es una función discursiva con un argumento que se desarrolle linealmente, sino que busca el encuentro de los cuerpos de los intérpretes en el escenario para hacer que emerja de ellos el hecho teatral. “Esta tercera parte de la trilogía quiere recuperar lo que para mí es la esencia del teatro –explica la directora–: la presencia desnuda de unas personas que se muestran en toda su vulnerabilidad y fragilidad. Con ella he buscado la ligereza y el contacto”. Esos cuerpos, las luces y las sombras que los envuelven y el sonido exterior que los acompaña son los elementos con los que juega Vallés para volver a explorar y tomar consciencia de la fragilidad del ser humano. Una consciencia de fragilidad que implica, según ella, “la reivindicación de una manera de estar, contra lo que se sabe, se cree o se asume; contra mis prejuicios y la fuerza de la costumbre, siendo consciente de que hablo desde una posición concreta, anclada en la cultura occidental, la herencia europea, la realidad de vivir en España, mi edad y mi condición sexual”.
- Dónde: Naves del Español, Madrid. Cuándo: hasta el 16 de julio. Cuánto: 20 euros.