«Las locuras por el veraneo»: Vivir por encima de nuestras posibilidades (sin preocuparse)
El Teatro Español estrena una comedia de Carlo Goldoni adaptada y dirigida por Eduardo vasco
Madrid Creada:
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El veraneo es una de esas actividades sociales irrenunciables para muchas familias, no importa contar con pocos recursos y tener que endeudarse hasta las cejas, cualquier cosa antes que resignarse a no tener vacaciones, sobre todo, si tus vecinos tienen todo a punto para marchar a un verano de ensueño. Ocurre ahora y ocurría en el siglo XVIII en Livorno, donde nadie quiere quedarse durante los insufribles calores estivales y sueñan con su verano en una apacible villa de la Toscana, lleno de ocio, diversión, indolencia y descanso. A este tema dedicó Carlo Goldoni su «Trilogia della villeggiatura» («La trilogía del veraneo») y la obra que la abre es una comedia estrenada en Venecia en 1761, «Le smanie per la villeggiatura», que Eduardo Vasco ha adaptado y traducido como «Las locuras por el veraneo», que estará en las Naves del Español en Matadero hasta el 28 de enero con Rafael Ortiz, Elena Rayos, José Ramón Iglesias, Mar Calvo, Alberto Gómez Taboada, Jesús Calvo, Celia Pérez, Manuel Pico y Anna Nácher, dirigidos por el propio Vasco, coincidiendo casualmente con su reciente nombramiento como director del Teatro Español, sobre lo que el dramaturgo manifiesta no poder dar muchos detalles porque «aún estoy en el globo y todavía no hemos firmado el contrato». «Mi idea es que el Español debe hacer teatro de repertorio a partir de la gran literatura del siglo XX, de los grandes autores universales. Creo que para el espectador debe ser un sitio referencial del teatro de texto», afirma.
En su versión, Vasco ha cambiado la sociedad veneciana del siglo XVIII por los felices años veinte del siglo pasado, donde dos enamorados de la misma mujer, dos damas que rivalizan por estar a la moda, criados enredando, padres que no entienden nada y amigos gorrones, completan un cuadro de personajes en una competición de apariencias, rivalidad y celos movidos por el mecanismo de la comedia de Goldoni, que «en plena Ilustración, intenta hacer reflexionar a una ciudadanía que aparenta lo que no es y presume de lo no tiene», afirma Vasco. Una crítica social «muy constructiva que no necesita ridiculizar en exceso, ni maltratar, sin personajes odiosos y donde todo el mundo tiene sus razones, él pone el espejo a la manera clásica para que la gente se contemple y piense», asegura Vasco. La razón de traerla a los años 20 es porque «el sistema social es más equivalente, sobre todo en lo relacionado con la mujer, que empieza a asomar en su emancipación, un tema que está muy delicadamente expuesto en la comedia goldoniana, que tiene también ese poso de locura de competición por la moda y la apariencia de estos años. Por otro lado, me atrae mucho ese mundo de gramófonos y fonógrafos, de discos de pizarra y música bailable». Una estética a la que contribuye Lorenzo Caprile, con el vestuario y Carolina González con una escenografía «art decó».