Sartre también supo reír
Dan Jemmet llega a La Abadía con «Nekrassov», el único texto cómico del francés y donde se analiza la manipulación informativa.
Dan Jemmet llega a La Abadía con «Nekrassov», el único texto cómico del francés y donde se analiza la manipulación informativa.
En 1955, advirtiendo del enrarecido clima en el que se desarrollaba el periodismo durante la Guerra Fría, Jean-Paul Sartre estrenaba en París «Nekrassov», una obra sobre la manipulación informativa de algunos medios de derechas que intentaban demonizar el comunismo para preservar así los privilegios de las clases acomodadas. Lo más curioso es que aquel sesudo padre del existencialismo que fue Sartre eligiera en esta ocasión para verter sus preocupaciones un género a priori tan ajeno a él como es la farsa o el vodevil. Ciertamente, esta obra que ahora pone en pie La Abadía es la única comedia conocida del escritor y filósofo francés. «Nadie lo hubiera pensado en Sartre; pero el texto es muy divertido». Así lo reconoce Dan Jemmett, el director británico que se coloca al frente de este proyecto; y así lo corrobora uno de sus protagonistas, el actor David Luque: «Trabajando con el texto, nos ha sorprendido a todos lo bien que funcionan cómicamente las situaciones que él plantea». Junto a Luque, otros seis actores conforman el reparto: José Luis Alcobendas, Miguel Cubero, Carmen Bécares, Palmira Ferrer, Clemente García y Ernesto Arias. Este último es el encargado de dar vida a Georges de Valera, un estafador que, para burlar a la policía, se hace pasar por Nekrassov, un ministro ruso que ha cruzado el Telón de Acero escapando del régimen soviético. De Valera creará noticias falsas para el diario «Soir à Paris» –«un periódico que podría ser equivalente en la actualidad a “Le Figaro”», según Jemmett– y se convertirá en útil valedor de la propaganda conservadora en las elecciones municipales. «Mi personaje es un superviviente en una selva donde todo el mundo manipula y mira por sus intereses –explica Arias–. Yo creo que la función no solo habla de la manipulación en la información y en la sociedad, sino también de la manipulación humana. Hay una crítica al utilitarismo, a eso de que ‘‘te aprecio porque me eres útil y dejo de apreciarte cuando no me sirves”».
Hay que tener en cuenta que Sartre escribió la obra antes de su distanciamiento con el comunismo, que ocurrió después de la invasión de Hungría y de que saliera a la luz la tragedia de los gulags. No obstante, para Jemmett el texto tiene mucho interés hoy «por la analogía que puede establecerse entre el comunismo de entonces y los populismos de hoy; ambos suponen un peligro o un atentado para los poderes establecidos». Pero, además, cree el director que puede rastrearse en «Nekrassov» una parte importante del pensamiento de Sartre, en lo que se refiere a la «búsqueda de un equilibrio entre la libertad personal y la responsabilidad socio-política del individuo».