Danza

Teatro: ayudas sin subvenciones

Escena de «El malentendido», de Camus, con Guillén Cuervo, ahora en «tour» por España
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No ocurre siempre, desgracidamente se da mucho menos de lo que debería ser habitual, pero de vez en cuando los políticos logran sorprender con programas bien pensados, soluciones creativas a problemas concretos. Y no siempre lo cuantitativo es tan importante, cuando se habla de cantidades destinadas a ello, como lo cualitativo de su uso. Los 6 millones de euros que el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música dedicará a su nuevo programa Platea, sin ir más lejos, no parecen mucho para lo que esta iniciativa se propone, pero la letra pequeña del programa por una vez fue tan importante o más que su espíritu, porque parece prometer que esos 6 millones darán mucho juego. Ayer, el director general del Inaem, Miguel Ángel Recio, presentó este plan pensado para reactivar el maltrecho circuito de espacios escénicos públicos –léase teatros municipales, auditorios, etc...–, cuya inactividad en los últimos años, ya sea por baja contratación o, en algunos casos, por cierre total, está llevando a las compañías artísticas a una situación compleja y a las cifras de espectadores a unos índices preocupantes (en 2011 se registró una caída del 24%, falta aún el dato de 2012). El programa Platea pretende crear, en 2014, un circuito ágil a partir de los teatros ya existentes, corregir la caída de la oferta con mejores condiciones para unos (ayuntamientos) y otros (compañías contratadas) sin que por ello el hermano mayor (Estado) tenga que cargar con las subvenciones tradicionales.

En estos últimos años, además de una bajada preocupante en las actuaciones programadas en los pequeños y medianos municipios, se ha producido un cambio en el modelo de contratación: donde antes se actuaba «a caché», una cantidad fija para el artista o compañía, ahora los Ayuntamientos sólo quieren contratar «a taquilla»: cada compañía asume el riesgo económico. Pero, con los precios «políticos» que están ya extendidos en los municipios españoles (entradas baratas, un imán para el espectador, que no cubren el coste del espectáculo), a menudo no sale rentable para una compañía actuar, ni siquiera con la sala llena. El plan presentado ayer funcionará con un doble contrato a taquilla y a caché. La compañía percibirá el 80% de la recaudación de taquilla (el 15% irá para el Ayuntamiento y el 5% para el INAEM), pero, el segundo contrato actuará como colchón o seguro: el artista se asegura cobrar hasta el 65% del caché fijado o 12.000 euros (en cualquier caso, la menor cantidad de ambos conceptos). Así, se descarta un modelo de subvención para atajar el problema de la falta de oferta de espectáculos y se propone otro en el que todos, compañías y Estado, asumen riesgos. Además, fija para las entradas de los espectáculos que se acojan al programa precios mínimos: 12 euros para el teatro, 10 para la danza, 9 para el circo y 6 para los infantiles. «Gran parte de la caída de los espectadores se debe no sólo a que estos han dejado de ir al teatro, sino a que los espacios han dejado de programar», explicaba ayer Miguel Ángel Recio. «Los espectáculos buenos siguen llenando».

Cualquier municipio y cualquier compañía puede optar en principio a las ventajas del nuevo programa, aunque en esa letra pequeña entran las exigencias y limitaciones: sólo un espacio podrá beneficiarse por cada población y siempre que cumpla ciertos requisitos técnicos; además, el teatro deberá sacar el 80% de los espectáculos incluidos en la programación propuesta de una catálogo que elaborará el Inaem. A este catálogo podrá optar toda compañía, y un comité de expertos ajenos al Inaem decidirá cuáles cumplen una serie de condiciones de idoneidad establecidas. Los espacios no podrán programar además espectáculos de compañías de su propia comunidad autónoma, una medida con la que se tratará de romper las barreras que han convertido al sistema autonómico español en una serie de compartimentos estancos en lo teatral por culpa de las programaciones de tinte político. El plan abarca hasta 15 funciones (con un mínimo de 4) por teatro entre marzo y diciembre de 2014, de las que además sus gestores estarán obligados a repartir entre circo (al menos un 10%), espectáculos destinados a la infancia y la juventud (20%) y danza (25%), y se aplicará sólo a programación no incluida en festivales. Los teatros deberán acreditar que han tenido programación hasta la fecha (al menos 20 funciones en los dos últimos años) y que no mantienen deudas con las compañías en los últimos seis meses. En cuanto a la inclusión de espectáculos en ese catálogo que elaborará el Inaem y que facilitará el acceso al circuito (aunque no será obligatorio: los ayuntamientos mantendrán un 20% de contratación fuera del catálogo), también a las compañías y productoras se les exigirán condiciones: una función máximo por ciudad tendrá acceso al programa, lo que no significa que el espectáculo no pueda estar programado más días, pero ya con condiciones normales de taquilla o caché, según acuerden con cada ayuntamiento.