Teatro

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Un retablo que parece «Cuarto Milenio»

Almagro alberga hoy el montaje de Laia Ripoll y Mariano Llorente, el primer estreno absoluto del Festival Internacional de Teatro Clásico

Laia Ripoll encabeza un montaje que reinterpreta a Cervantes
Laia Ripoll encabeza un montaje que reinterpreta a Cervanteslarazon

Almagro alberga hoy el montaje de Laia Ripoll y Mariano Llorente, el primer estreno absoluto del Festival Internacional de Teatro Clásico

No podía dejar pasar más tiempo sin adentrarse en el universo cervantino una compañía que decidió hace ahora 25 años bautizarse con el simpático nombre de Micomicón, que proviene precisamente de la disparatada imaginación de Don Quijote, que, a su vez, no era otra que la de su genial autor. Para rendir homenaje, pues, a este ilustre padrino artístico en el cuarto centenario de su muerte, la compañía lleva ahora a los escenarios dos de sus conocidas, críticas y divertidas novelas ejemplares, acometiéndolas a partir de los rescoldos más teatrales que han encontrado en ellas. Esos «trampolines» dramatúrgicos sobre los que se eleva la nueva propuesta son, por un lado, el momento en el que el fraile de «El licenciado Vidriera» trata de sanar a Tomás, el protagonista de la novela homónima, y, por otro, la escena en la que Leonora se encuentra con su joven amante en «El celoso extremeño» a espaldas de su marido. De la adaptación de esta última pieza se ha encargado Mariano Llorente, mientras que Laila Ripoll, que asume además la dirección de todo el espectáculo, ha firmado la versión de la primera.

Asombrosa humanidad

Ambas piezas se ensamblan en un espectáculo unitario que, según Ripoll, está más próximo de lo que podría parecer a nuestra sociedad: «Cervantes te lo pone fácil porque es muy moderno –explica la dramaturga–. Estas dos novelas son estremecedoramente actuales, y además él es un autor que tiene una humanidad asombrosa. Nosotros lo que hemos hecho es reflejar lo que él cuenta por medio de un retablo de las maravillas del presente, y hemos pensado que ese retablo hoy nos mostraría, muy probablemente, un programa de televisión de máxima audiencia en la que el espectador podría ver esas maravillas. Sería algo así como una mezcla entre ‘‘Cuarto milenio’’ y el ‘‘Especial Nochebuena’’».

Reconocen los miembros de Micomicón que han tratado de hablar en «Cervantes ejemplar» de la sociedad de la imagen y de la inmediatez en la que hoy estamos inmersos, pero que su versión, por libre que sea, se mantiene totalmente fiel al agudo espíritu crítico de los textos originales. «Nosotros vamos a favor de la obra; es lo que hemos hecho siempre –aclara Ripoll–. Lo que pasa es que en este caso son novelas, y eso te obliga a añadir y quitar cosas para convertirlas en teatro. Es verdad que, cuanto más tiempo va pasando, más te vas permitiendo como dramaturga. Cuando eres joven pretendes ser más fiel, y cuando eres más mayor pretendes hacer más cosas tuyas; pero, curiosamente, es entonces, con la experiencia, cuando terminas siendo más fiel que antes».

Desde luego, no es descabellado encontrar paralelismos entre estas dos historias del autor alcalaíno y algunos de los hechos que ocurren hoy al cabo de la calle. «En ‘‘El celoso’’, Cervantes hace una crítica de los matrimonios desiguales, de esos ancianos que se casan con niñas y de esa forma de ver a la mujer como una especie de propiedad. No ha habido que inventarse mucho. Lo del viejo que compra una niña lo vemos día tras día en determinados países, y en nuestra propia sociedad nos parecen bastante normales algunas parejas en las que el hombre tiene 70 años y la mujer, 20. Pero Cervantes, al final, nos dice algo bastante sensato: que los viejos no deben acostarse con niñas». Y otro paralelismo muy semejante encuentra la directora y coautora de la aclamada «El triangulo azul» en la segunda novela de la que se han ocupado. «En ‘‘El licenciado Vidriera’’ nos está hablando de cómo a una persona brillante e inteligente todo el mundo la quiere mientras está loca y puede reírse de ella desde una posición de superioridad –explica–, pero, cuando pierde esa condición de bufón y se le supone cuerdo, la gente deja de hacerle caso. Es lo que sucede hoy en día con esos bufones contemporáneos que salen en la televisión y a los que, si no fueran unos frikis, nadie les haría ni caso. Lo hemos estado viendo desde hace años, desde los personajes que salían en “Crónicas marcianas” hasta Belén Esteban. Da igual en realidad lo que digan, lo que queremos es reírnos de ellos».

Alternando la revisión de textos clásicos con otros de nueva creación, Micomicón celebra su 25º aniversario de la mejor manera: trabajando. Tras el periplo veraniego por distintos festivales con Cervantes ejemplar, próximamente llegará, en coproducción con la Compañía Nacional, «La judía de Toledo», de Lope de Vega.