«The old man & the gun»: Redford, de aquí a la eternidad
Dirección y guión: David Lowery, según un artículo de David Grann. Intérpretes: Robert Redford, Casey Affleck, Sissy Spacek, Tom Waits. EE UU, 2018. Duración: 93 minutos. «Biopic».
Durante el hermoso montaje que ilustra las dieciséis fugas carcelarias de Forrest Tucker en su larga trayectoria como caballeroso atracador de bancos, David Lowery aprovecha para incluir una breve aparición de Robert Redford en «La jauría humana», donde, precisamente, interpretaba a un preso recién fugado. Es una preciosa manera de demostrar que la ficción inspirada en una historia real que sustenta «The Old Man & the Gun» está llamada a cristalizar en el homenaje a una de las últimas estrellas vivas del Hollywood neoclásico. Redford pertenece al reino de las imágenes; es, en sí mismo, archivo de la memoria del cine que cuenta la historia ya no de un personaje arquetípico sino de un aura, de un don, de un sentido de la fotogenia. No es casual que Redford se mostrara disconforme con el hecho de que Lowery quisiera, en las primeras versiones del guión, levantar acta periodística de las andanzas de Tucker. No fue hasta que Lowery cambió de tercio y decidió hacer la película que a Tucker le habría gustado ver que Redford se sintió cómodo: después de todo, la realidad, elástica, tiene la obligación de adaptarse a la grandeza del cine, sobre todo cuando los astros se conjuran para organizarle una feliz fiesta de despedida. Es lógico, pues, que el rostro arrugado, bronceado, espejado en su mirada azul, de Redford vertebre la puesta en escena de «The Old Man & the Gun». Es de agradecer que la película se contagie de la ligereza de su carisma como actor, que rehúya de cualquier lamento crepuscular, que no se regodee en el arte de la cita
–aunque las hay, desde «Dos hombres y un destino» a «El golpe»–, que busque parejas de baile –desde una espléndida Sissy Spacek hasta un Casey Affleck que podría ser un Redford contemporáneo– que comprendan la cálida modestia de la propuesta de Lowery sin subestimar sus ambiciones. Porque, como «A Ghost Story», aquí se habla de un ser atrapado en el tiempo, un fantasma que seguirá atado a sus rutinas sin querer darse cuenta de que el cine le ha hecho eterno.
LO MEJOR
Un Robert Redford sabio y relajado, despidiéndose de toda su exitosa carrera sin hacer grandes aspavientos
LO PEOR
Que la gran Sissy Spacek sea tan selectiva y, por tanto, se deje ver poco en pantalla grande