El mexicano Isaac Fonseca devora Madrid
El novillero puso Las Ventas bocabajo con un gran novillo de Conde de Mayalde y Álvaro Burdiel, también conquista, ambos sin espada en la novena de feria
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Una novillada ponía de nuevo a San Isidro en otra onda. En cambio el de Conde de Mayalde que saltó al ruedo en primer lugar puso las cosas serias y caras nada más pisar la arena. Ya había puesto el pitón en la barriga el toro a Javier Ambel, que se desmonteró, y exigió en el último tercio. Muy abierto de cara y enseñando las puntas había manseado en los primeros tercios, pero tuvo casta después. No lo regaló. Cada embestida tenía mucha importancia y seriedad. Era duro, pero también vibrante y repetidor. Santana Claros vio más franco el pitón izquierdo y por ahí se puso él también con verdad. Requería mucho rodaje el animal. El novillero puso todo lo que tenía y se tiró derecho a matar. Tanto que lo cogió, pero aguantó hasta que acabó el festejo para pasar a la enfermería. Ya en el capote se revolvió raudo y veloz el cuarto novillo y le costó entrar en el caballo, aunque luego lo pegaron. Santana Claros estuvo sincero con el novillo para sacar partido a la inercia que tenía en el primer encuentro, al segundo pase le costaba y al tercero se orientaba. Al natural tuvo más desigualdades, pero también más embestidas continuas y al novillero se le ensuciaba la tanda. A pesar de que quiso la faena quedó en tierra de nadie, como el astado.
Triunfo
No perdonó ni una ocasión el mexicano Isaac Fonseca. Hizo un expuesto quite en el primero y se las vio con un segundo, flojo y de poco juego. Lo hizo perfecto, porque enseñó al novillo y abrevió. No había más y la suerte la bordó. Parecía intuir que lo bueno estaba por llegar. Se estiró a la verónica con el quinto y se la jugó en un quite por gaoneras donde se trastabilló y el toro se quedaba cortito. Se desmonteró Raúl Ruiz antes de que el novillero explosionara Madrid a fuerza de pellizcar el corazón. De rodillas le hizo un par de pases cambiados y luego se entretuvo en torear, embarcando las embestidas, sorprendiendo con arrucinas o muletazos en los que miraba al público. Fue gran novillo con un novillero sobrado de valor, condiciones y ambición, que puso toda la carne en el asador. Supo medir los tiempos y lo único que le falló fue la espada, a pesar de que se tiró a matar por derecho. Los dos pinchazos dolieron. Esa puesta en escena de un recién llegado merecía una final feliz. La materia prima la tiene. Se llevó a Madrid por delante y lo arrolló.
Fue una pena que al tercero no le aguantaran las fuerzas porque franqueza tenía. Burdiel se puso con disposición y buenas maneras, pero la faena lograba trascender poco. El sexto apretó mucho con las banderillas y tenía cosas buenas pero dentro de su informalidad. Desafíos para quien debutaba y con el novillo de Madrid. Burdiel tuvo un compás de espera de acople hasta que tomó la mano zurda y la faena creció como la espuma. Se entendieron uno y otro, con mucha entrega y verdad. Eso lo hubo siempre. La espada no quiso, él sí. En ocasiones así, Madrid espera. Y recuerda.
Ficha del festejo
Las Ventas (Madrid). Novena de la Feria de San Isidro. Se lidiaron novillos de la ganadería de Conde de Mayalde. El 1º, encastado en la muleta; 2º, flojo y deslucido; 3º, tan noble y franco como blando; 4º, movilidad a menos; 5º, bueno; 6º, bueno, pero informal. Más de media entrada.
Santana Claros, de nazareno y oro, estocada contraria (silencio); estocada perpendicular, aviso (silencio).
Isaac Fonseca, de verde hoja y oro, estocada (saludos); dos pinchazos, estocada (vuelta al ruedo).
Álvaro Burdiel, de azul marino y oro, pinchazo, estocada (saludos); pinchazo, estocada trasera, aviso (saludos).