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La clase de Uceda y el valor de Téllez en una misión imposible

Vuelta de Leal, que debió ser trofeo, y esfuerzo sin espada de Ángel con una deslucida corrida de El Puerto de San Lorenzo
Gonzalo Pérez MataLa Razón

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Diez minutos bastaron para que mereciera la pena. O doce. No más. Los que necesitó Uceda para parar al primer toro de El Puerto de San Lorenzo a la verónica, con las manos bajas, tersos los lances, cadenciosos... y hacer Morante un quite en el que crujía Madrid, porque Madrid molesta pero también ruge. Y entonces el silencio se convirtió en murmullo y la emoción trepaba a la velocidad que desaparecía tras la media del de La Puebla con ese capote rosa chillón. Se picó Uceda y las chicuelinas y la media. Joder ya habían pasado tal vez los doce, minutos, pero andábamos felices y no los cuatro, que cantaría Maluma, sino los más de 20.0000 que ocupábamos la Monumental venteña en este Otoño verdadero con visos de verano. Brilló Ignacio en el comienzo de faena y soberbio el final con muletazos rodilla en tierra. Entre una cosa y otra dejó pases buenos intercalados con otros más desiguales a un toro con movilidad y repetición que tenía el defecto de puntear el engaño. Una efectiva estocada puso fin a su historia. El público pidió la oreja que no fue concedida, la vuelta al ruedo no tuvo ni una sola protesta.
El cuarto se partió un pitón de salida, pero el presidente se tomó su tiempo hasta decidir devolverlo (lo que viene siendo todo lo contrario a agilizar el desarrollo del festejo). El sobrero de José Vázquez huyó despavorido tras la primera vara y se quedó después en la muleta del madrileño con pocas ganas. La faena de Uceda tuvo oficio, los tiempos perfectos y efectividad con el acero.
A Morante le sobró tiempo con el segundo toro de la tarde, que barbeó de salida mostrando mansedumbre. Con esos códigos el de La Puebla volvió por sus fueros de no complicarse la vida y salió con la espada de verdad desde que comenzó la faena. Un suspiro duró. Algo más el cabreo del público. El toro no tuvo clase en la muleta y José Antonio tampoco anduvo con ganas de mostrarlo.
Muleta plegada
Se fue a parar al manso quinto casi a la mitad de la plaza y tras desmonterarse Trujillo y Sánchez Araujo prologó la faena ante la sorpresa general con la muleta plegada. Puso intención en el comienzo hasta que el de El Puerto de San Lorenzo mostró sus ideas (de quedarse en el viaje sin querer pasar) y Morante abrevió.
Valor de Téllez
Ángel Téllez quiso firmar una faena de Madrid. De esas de comenzar de lejos con la mano izquierda y la cosa acabó con un esfuerzo titánico porque el toro se las sabía todas y recortaba el viaje con violencia dejando poca salida al torero. Cada vez nos quedaba menos oxígeno en el tendido. Apabullante fue su alarde de valor sincero para cruzarse siempre al pitón contrario y llevarse siempre al toro atrás sabiendo que justo ahí era donde el animal le podía coger. Tremendo esfuerzo que enturbió con el desatino con la espada. Una verdadera pena. Estar así delante del toro, con ese nivel de compromiso y verdad está al alcance de muy pocos. Hartos estamos de ver a muchos pasarse a los toros a medio metro. Téllez, para quien quería ver, impresionó a pesar de que la espada diluyó el resultado y no fue tan valorado. El sexto fue un mulo con cero opciones. El clasicismo de Uceda, el soberbio quite de Morante y la verdad con la que se puso Téllez fueron el salvavidas de una tarde que acabó por convertirse en una verdadera misión imposible de una corrida, eso sí, bien presentada y en estos tiempos, comienza a ser excepción.
Ficha del festejo
Las Ventas. Quinta de la Feria de Otoño. Se lidiaron toros de El Puerto de San Lorenzo, bien presentados. Lleno. El 1º, con movilidad y repetición; el 2º, manso con mal estilo; el 3º, exigente y complicado; el 4º, sobrero de José Vázquez, va y viene a menos; el 5º, deslucido y de mala clase; el 6º, un mulo.
Uceda Leal, de tabaco y oro; estocada corta en su sitio (vuelta al ruedo); estocada desprendida (saludos).
Morante, de verde manzana y oro, dos pinchazos, estocada corta, dos descabellos (silencio); pinchazo, media (silencio).
Ángel Téllez, de grana y oro, cinco pinchazos, estocada , dos aviso (palmas); estocada, descabello (silencio).