Feria de San Isidro

Los Espartales, un salto al vacío de la mansedumbre

Toros huidizos y sin entrega arruinaron la tarde y el asalto de Diego Ventura a la vigésima Puerta Grande

Los Espartales, un salto al vacío de la mansedumbre
Los Espartales, un salto al vacío de la mansedumbreAlfredo ArévaloPlaza 1

Los toros saltaron, como ya es costumbre en este hierro, pero no rompieron. Salvaron la barrera, como huyendo de lo que debían ofrecer. Y con ellos se fueron las ilusiones de una tarde que prometía historia. Diego Ventura, Sebastián Fernández y Duarte Fernandes eran los nombres; Los Espartales, el hierro. Una combinación que, sobre el papel, debía encender la mecha. Pero fue el callejón quien se llevó el protagonismo, en una jornada en la que la casta brilló por su ausencia y la emoción por momentos.

Ventura volvió a Las Ventas todavía con el pie roto. Ya había demostrado hace dos semanas que el dolor no era excusa, que la ambición estaba intacta. Quería redimirse, cerrar lo que había dejado a medias, lograr su vigésima Puerta Grande. Pero el destino, o mejor dicho, la ganadería, tenía otros planes.

En su primero, que amagó con saltar sin llegar a consumarlo, el jinete brindó a sus compañeros antes de empezar su particular guerra contra la mansedumbre. "Nómada" no logró lucirse del todo, aunque Ventura se impuso con temple. Con “Nivaldo”, los quiebros fueron de trazo largo y medido; y con “Bronce”, el par sin cabezada reventó la plaza. El remate llegó con “Brillante” y un rejón certero. Oreja ganada a ley, haciéndolo todo el jinete. En el cuarto, Ventura volvió a demostrar por qué es leyenda: "Lío" aguantó con él las embestidas más paradas en una lidia sobria, técnica, impecable, y "Bronce" permitió acortar las distancias. Pero el toro, tan noble como apagado, echó el ancla muy pronto. El fallo con el rejón final sentenció. Habrá que esperar para la vigésima.

Sebastián Fernández vivió una confirmación difícil. “Cantino”, nº 35, el toro de la ceremonia, no tardó en saltar al callejón. De nuevo, un Espartales más preocupado por escapar que por pelear. Fernández intentó fijarlo con todos los recursos: metió la grupa en el chiquero, lo tocó con la garrocha, clavó dos rejones de castigo arriesgando muchísimo… nada bastó. El toro se fue suelto, y él tuvo que exponer en exceso. En banderillas, con “California”, ajustó más. Pero el animal se apagó y no permitió más. El quinto, otro manso con escapatoria fácil, volvió a visitar el callejón. Sebastián, esta vez más asentado, apostó con “Pan de Oro” y sacó el alma con “Judío”. Hubo corbetas, piruetas, entrega, y hasta una posibilidad de oreja si no fuera por el rejón final. Dejó una sensación de madurez y solvencia. Sin orejas, sí, pero con respeto ganado.

Duarte Fernandes se topó con lo más potable. El tercero fue frío de salida, pero se dejó provocar. Hubo temple, limpieza, y una conexión creciente con el tendido. "Mistral" bordó las piruetas, y con “Aysper” se lució en las cortas al violín. El rejón de muerte se atragantó, una vez más, y con él se esfumó el trofeo. El sexto fue otro cantar. Toro huidizo, sin entrega, con dos escapadas al callejón. Cuando volvió, Duarte intentó sujetarlo, jugándosela con “Ilusión”, que resultó herido. Ya descentrado, el luso no pudo recuperar el hilo. Fue el cierre amargo de una tarde en la que los toros hicieron todo menos embestir.

La expectación era máxima. Pero el guion lo escribieron los animales, y en él no había lugar para la bravura. Las Ventas, que perdona poco, se quedó con las ganas. Ventura derribará esa puerta otra vez, es solo cuestión de tiempo. Fernández ya ha dicho “aquí estoy”. Y Duarte pagó con su cuadra el compromiso de Madrid.

FICHA DEL FESTEJO:

Sábado 31 de mayo de 2025. Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Vigésima de feria. Lleno de "No hay billetes". Tarde calurosa y soleada.

Se lidiaron toros reglamentariamente despuntados de Los Espartales, desiguales de presencia. 1º, manso parado; 2⁰, sin ritmo; 3⁰, bueno; 4⁰, parado; 5⁰, manso; y 6º, manso huidizo.

Diego Ventura, de chaqueta tabaco, rejón (oreja); y tres pinchazos y rejón (silencio).

Sebastián Fernández, de chaqueta azul, rejón contrario (ovación); y numerosos pinchazos y dos avisos (silencio).

Duarte Fernandes, de chaqueta azul, tres pinchazos, rejon, aviso y descabello (silencio); y descordó al sexto (silencio).

Incidencias: Sebastián Fernández confirmó alternativa con "Cantino", nº 35, negro bragado de 585 kg. El caballo "Ilusión", de la cuadra de Duarte Fernandes, fue trasladado a un hospital veterinario apra ser operado de una cornada con evisceración intestinal.