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Cine

"Tron: Ares": Jared Leto, inteligente y artificial, pero menos

El polifacético actor se mete en la piel del protagonista de la secuela de la mítica saga de ciencia ficción, dirigida esta vez por Joachim Rønning, que explora los límites afectivos de la inteligencia artificial

Jared Leto es el encargado en esta ocasión de dar vida a Ares, un "software" con apariencia humana al que le ha sido asignada una importante misión Imdb

No hay quien se resista a los 80. Aquellos años de moda colorida e ideas rebeldes, de actitudes optimistas y almas inquietas. Quienes los vivieron siguen tratando de salir de ahí. Los que no, sueñan con haberlo hecho. Incluso resulta irresistible para un programa informático, uno extremadamente avanzado, que no sólo toma forma humana sino también sus gustos: es un confeso y auténtico fan de los ritmos electrizantes y pegajosos del himno que Depeche Mode lanzó en 1981: “Just can’t get enough”. Se trata de Ares, protagonista de un filme que se adentra en el debate más actual sin perder de vista la época en la que todo empezó. La canción de la banda británica ya tenía un año de vida cuando se estrenó “Tron”, cinta de ciencia ficción protagonizada por Jeff Bridges y cuyo universo se expandió en 2010 con “Tron: Legacy”. Ahora, un paso más: la saga cinematográfica sigue la estela de lo que se fundó en los 80 y lanza a los cines su entrega más digna del siglo XXI. “Tron: Ares” está dirigida por Joachim Rønning, y protagonizada por Jared Leto (Ares), Evan Peters, Greta Lee y Gillian Anderson.

Leto da vida a dicho “software” humanoide, que es enviado desde el mundo digital (La Red) al real con ayuda de un láser y de la inteligencia artificial. Es una creación de la empresa que dirige el codicioso Julian Dillinger (Peters) bajo la impotente supervisión de su madre Elisabeth (Anderson), y que es clara competidora de ENCOM, empresa dirigida por Eve Kim (Lee). Es en esta última donde trabajaba el genio de Kevin Flynn (Bridges), programador informático que creó una de las mejores series de videojuegos para ENCOM en la primera cinta, y cuya estela aún sigue brillando en el nuevo filme.

"Es irónico que haya aparecido una actriz hecha por IA al mismo tiempo que se estrena "Tron: Ares""

Gillian Anderson

Los Dillinger presentan a Ares bajo una premisa: se trata de la IA más avanzada de la historia, y ha sido creada para algo que va más allá de los videojuegos, como propósitos militares. Pero hay un problema: sólo han conseguido que resista en el mundo real apenas 28 minutos. Además, no veían venir que este soldado digital se fuera a parecer tanto al ser humano: además de atraerle el rock electrónico, tiene sentimientos. Siente cierta devoción y cariño por Kim, la que debería ser su enemiga, y lo más delicado: no quiere volver a La Red, sino conseguir la permanencia para poder ser independiente y ver mundo. Esto desata la principal lucha de búsqueda y captura del filme: la del código de permanencia que permitirá a estas IAs trasladarse a la realidad sin fecha de regreso a La Red. Pero, ¿quién debe hacerse con él? ¿Los que proponen utilizar las avanzadas tecnologías para un bien común o los que prefieren lucrarse y destinarlas a fines bélicos y de poder?

La cinta se estrena en plena polémica relacionada con la IA. Ya en Disney fueron de alguna manera visionarios, pues para esta cinta consideraron crear un personaje por IA, idea que después desecharon sin aún saber lo que estaba por llegar. Si bien cuando se concibió el guion las capacidades de la inteligencia artificial no estaban tan a la orden del día, hoy no pasa uno sin que centralice un debate. “Es irónico que haya aparecido una actriz hecha por IA al mismo tiempo que se estrena ‘Tron: Ares’”, apunta Anderson, refiriéndose a Tilly Norwood, quien ha hecho saltar todas las alarmas de Hollywood. “Me entusiasma lo que la IA ha logrado y parece seguir logrando en el mundo de la ciencia y la medicina, ayuda a muchas personas en diferentes niveles. Pero también me inquieta, en términos de seguridad. Espero que en algún momento los adultos que participan en el debate mantengan conversaciones serias sobre su regulación y protección. No he visto ninguna imagen de Tilly, pero sólo nos queda esperar que siempre siga habiendo demanda de actores humanos. Y, si no es así, buscaré otra cosa para hacer”.

Intimidante y emocionante

Si se caracteriza la saga de “Tron” por algo en particular es por sus retos de producción. La entrega de 1982 fue considerada visionaria por ser pionera en efectos generados por ordenador (CGI), así como por explorar conceptos como la realidad virtual, la hiperconexión, u otros que hoy sí nos resultan familiares. La que ahora se estrena, revitaliza todo ello sumándole un absoluto festival de neones. “Fue un poco abrumador presentarse el primer día de trabajo y rodar una escena en un plató del tamaño de un hangar de aviones, sin poder ver lo que había más allá de nosotros”, recuerda Anderson, pero también destaca que la oficina de los Dillinger “sí era un plató práctico, que daba una sensación muy de ciencia ficción, muy avanzada y, aunque futurista, operativa”.

Resalta en este sentido Evans que “los decorados y la atención al detalle son increíbles en esta película. Muestra a lo grande lo que está en juego como película y también como franquicia, lo que puede resultar bastante intimidante y aterrador, pero también emocionante”. Para ello, Rønning “ha sido un director fantástico, capaz de controlar los aspectos visuales y las tomas, de forma experimental y estando seguro de sí mismo, y al mismo tiempo siendo capaz de trabajar con los personajes y trayectorias de cada actor”, añade Anderson.

Leto, además de ser el protagonista, también ha participado en la producción del filme, y Peters define como “incomparable” su capacidad observadora. “Sentí que estaba en buenas manos. Jared es un gran fan de la saga de ‘Tron’, así que confié en que tomarían buenas decisiones”, asegura el actor, quien también se muestra honrado al haber compartido reparto con Bridges, pues ofrece una especial aparición a lo largo de la cinta de la mano del personaje más clave de la saga. Si para Peters “fue un sueño hecho realidad”, Anderson resalta que “no se puede pedir un ser humano más amable y generoso que Bridges. Aporta mucha humanidad a este mundo, y las películas no serían nada sin él”, resalta. Hay mucho en la película, por tanto, de las anteriores entregas, aunque “esta se sostiene por sí sola. No es necesario ver las anteriores para enfrentarse a ella”, apunta Peters, y Anderson opina que “hicieron un gran trabajo al incorporar elementos anteriores. Es una mezcla muy bien lograda del pasado, el presente y el futuro, la gente quedará muy satisfecha”. De lo contrario, siempre quedará la opción de encender la radio (o cualquier pantalla) y volver a los ochenta.