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Richard Vinen: «Trump y el brexit representan el 68 derechista»

El historiador examina en un libro las causas que generaron las protestas de ese año, la influencia de Vietnam y la diferencia que existe entre los movimientos actuales y los que se manifestaron entonces

Los estudiantes se enfrentaron a la Policía
Los estudiantes se enfrentaron a la Policíalarazon

El historiador Richard Vinen examina en un libro las causas que generaron las protestas de ese año, la influencia de Vietnam y la diferencia que existe entre los movimientos actuales y los que se manifestaron entonces.

Para Richard Vinen, el 68 es «ubicuo y remoto a la vez». Sus canciones se escuchan en el hilo musical y sus eslóganes, en los anuncios. Sin embargo, sus mili­tantes han llegado a la edad de la jubilación y las pensiones son su preocupación. ¿Qué queda vivo de ese movimiento? En «1968. El año en que el mundo pudo cambiar» (Crítica), el catedrático del King’s College lo analiza.

–¿Qué ocurrió en el 68?

–La oposición a Vietnam fue esencial. De Gaulle era contrario a la guerra y las protestas en Francia fueron notables. Había muchos jóvenes a finales de los 60 como resultado del «baby boom» tras la Segunda Guerra Mundial. Hubo una expansión de la educación universitaria, lo que llevó a los estudiantes a sentirse una clase propia con los mismos intereses. Las universidades estaban repletas. Las protestas comenzaron por las condiciones de las universidades. Y había desagrado con el comunismo, especialmente, en Francia, y se tomó distancia con la socialdemocracia, sobre todo en el Reino Unido. En EE UU se creó el mito de Kennedy, pero la guerra trajo figuras asociadas con la derecha, lo que dejó al Gobierno en el centro y los estudiantes a la izquierda.

–Dice que el 68 pudo cambiar el mundo. ¿No lo hizo?

–No fue tan espectacular como se esperaba. Forzó la salida de los americanos de Vietnam e impactó en la movilización de la clase obrera. A la larga, tuvo efecto en los partidos políticos. Los jóvenes que participaron en las protestas del 68, cuando crecieron, estuvieron involucrados en la política. Desde ese punto de vista tiene un gran legado.

–¿Su principal error?

–Las protestas no fueron exitosas a corto plazo, ni en términos políticos. No derrocaron gobiernos. Pero, a largo plazo, tuvieron éxito. Convirtieron a los trabajadores de Europa en una clase más poderosa en los 70. Tuvieron repercusión en la cultura, la mo-ralidad sexual, la libertad individual y la liberación de la mujer.

–¿Los conflictos de Asia, América y Europa del Este fueron menos importantes?

–No, incluso más que los de Estados Unidos o Europa Occidental. También más violentos, y esto se puede extrapolar a España, donde la represión era mayor al existir una dictadura.

–¿Cómo se vivió en España?

–Lo que pasó fue más importante que lo que ocurrió en Europa Occidental en el sentido de que se protestaba contra una dictadura. Resultó esencial para los exiliados, que fueron parte importante del 68 en Francia. La Embajada española en Londres fue atacada en el 68 como protesta contra Franco.

–Tras el 68 se crearon la Fracción del Ejército Rojo y las Brigadas Rojas.

–Muchos hablaban de violencia y revolución, pero pocos optaron por el terrorismo. En Alemania, hubo un grupo pequeño. En Italia, uno más grande pero también minoritario. En Irlanda del Norte estuvo el IRA. Aquí es donde hubo más violencia. Pero los que optaron por la no violencia eran mayoritarios e incluso algunas de las figuras que coquetearon con la violencia, luego la condenaron. No sería justo culpar al 68 de los grupos terroristas.

–¿Cuál fue la influencia de Sartre y otros intelectuales en aquel episodio?

–La influencia de Sartre en Francia era considerable. Foucault no influyó mucho, y se convirtió en una de las claves de lo que se ha llamado «pensamiento de 1968» cuando se asoció más con el radicalismo político de los 70. Camus, aunque no vivía, estaba presente entre los estudiantes de EE UU. Los intelectuales fueron los más influyentes en Italia, de ahí que algunos de los llamados «malvados maestros» fueran culpados de haber incitado a la violencia de la izquierda.

–De Gaulle no entendía las protestas de los estudiantes.

–De Gaulle, como los estudiantes, no siempre estuvo contento con el capitalismo de consumo próspero de 1960-68. Es una reacción contra una sociedad materialista. El recuerdo de la Segunda Guerra Mundial varía. En Estados Unidos y el Reino Unido se limitó a la generación que había luchado. En Europa Occidental, su recuerdo fue más general e influyó en los jóvenes, como Cohn-Bendit, el líder estudiantil francés, que era hijo de refugiados judíos alemanes en Francia y que estaba obsesionado con ese conflicto.

–Menciona que cuando el director Oliver Assayas seleccionaba el elenco para la película «Después de mayo», le llamó la atención que los actores jóvenes se interesaban más por el vestuario que por la política.

–Los jóvenes están más implicados que hace unos años. Mis alumnos se interesan por el 68. Pero hay una diferencia. Cohn-Bendit fue entrevistado recientemente y, cuando le preguntaron por la relación del 68 y la actualidad, dijo, primero, que en el 68 nadie se preguntaba por 1918 y ahora en 2018 sí miramos lo que pasó hace 50 años . Segundo, que mientras los estudiantes del 68 veían el futuro con entusiasmo, ahora lo miran con miedo. No ven uno utópico. Tienen miedo al desempleo, al declive de las universidades, a la falta de oportunidades. Mis estudiantes acompañaron a los profesores cuando protestaban por la reducción de las pensiones. En el 68, los estudiantes no se habrían manifestado junto a los profesores ni por las pensiones.

–¿Por qué los estudiantes no se manifiestan ahora?

–Sí se sale a la calle, aunque en menor medida. Ahora se piensa en política de diferente modo. El glamour de la violencia del 68, cuando muchos no la apoyaban pero la veían como legítima, no está. Y la liberación de la mujer ha influido.

–Brexit, Trump, Populismos... ¿Estamos viviendo un nuevo tipo de 68?

–Cuando comparas a Trump con Kissinger llegas a pensar que este último no era tan malo. Los populismos tienen similitudes con el 68 en cuanto al componente generacional. No digo que todos los que votaron por el Brexit o Donald Trump participaran en las protestas, aunque sí que pertenecían a esa misma generación. Los populismos hablan de autenticidad sin tener claro qué es lo que quieren y esto pasaba en el 68. Existe un sentimiento de que Trump y el Brexit representan el 68 derechista, a aquellos nacidos a fines de 1940, y que ambos reflejan un rechazo de ideas tales como «experiencia, tecnocracia y establishment».