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Cine

Entrevista

Las vidas de Kabir Bedi: cuando Sandokán entrevistó a The Beatles

El actor indio visita España estos días para presentar "Historias que debo contar", autobiografía en la que recuerda desde sus tiempos como Sandokán a su entrevista con The Beatles, pasando por la muerte de su hijo

Kabir Bedi, el mítico Sandokán, presenta su autobiografía: "Historias que debo contar" (AMOK Ediciones)
Kabir Bedi, el mítico Sandokán, presenta su autobiografía: "Historias que debo contar" (AMOK Ediciones)AMOK

Con apenas un cuarto de la vida de Kabir Bedi (India, 1946) ya tendríamos para un gran «biopic», de esos que huelen a Oscar recién estrenado el tráiler. Pero es que ya son casi ocho décadas de existencia las que contemplan al actor y filántropo, cuando recibe a LA RAZÓN, imponente, en el centro de Madrid. Lejos ya de las greñas de Sandokán, personaje que le dio fama mundial a finales de los 70, pero con la misma mirada firme y acogedora, magnética incluso, Bedi presenta ahora sus memorias, «Historias que debo contar» (AMOK Ediciones). «¿Por qué ahora? Me encontraba en un momento de mi vida en el que tras hacerme, deshacerme y reconstruirme, me veía obligado a transmitir lo que he aprendido a las generaciones futuras. Quizá como una fábula sobre la precaución, quizá como una historia de amor. Si nos ponemos poéticos, la respuesta sería: si no yo, ¿quién? Si no ahora, ¿cuándo?», bromea campechano el intérprete.

Hijo de revolucionarios por la independencia de su país («Mi padre, creo, solo le fue fiel a sus ideales», confiesa), Bedi inició su carrera como periodista, leyendo boletines para la radio nacional india y narrando crónicas culturales. «Así fue como me enteré de que los Beatles irían a la India y como tuve la oportunidad de acercarme a su mánager, Brian Epstein en cuanto pisaron el aeropuerto», comienza a contar Bedi como si escribiera el guion de una de espías. Y sigue: «Me dijo que bajo ningún concepto los chicos hablarían con la prensa local. Y que si alguien quería una entrevista, él haría la puta (sic) entrevista. Le expliqué que aquello lo habían pedido desde muy arriba, lo cual era cierto, pero no como una exigencia a la banda ni mucho menos. Si no como un favor. Su rostro cambió de inmediato y me permitió entrevistarles. No he sudado nunca tanto en mi vida, pero fue una experiencia maravillosa», explica henchido de sí mismo Bedi, lamentándose de la pobre conservación que se estilaba en la época y que dio con la grabación en audio siendo reutilizada al día siguiente por la misma radio local.

Las aglomeraciones a las que se acostumbró Bedi en España o Italia obligaban a hacer eventos de prensa masivos
Las aglomeraciones a las que se acostumbró Bedi en España o Italia obligaban a hacer eventos de prensa masivosAMOK ED.

Las tentaciones de la fama

Anécdota crucial en la vida de cualquier otro mortal, aquel encuentro despertó en Bedi el sueño de la farándula, así que se marchó a Bollywood con el equivalente actual a 75 euros en el bolsillo. Allí probó suerte como actor, aunque era su voz, grave y profunda, lo que más llamaba la atención de los directores. Así transcurrió una década, encadenando producciones de presupuesto medio, que le conminaban incluso a dedicarse a la dirección, cuando fue reclutado para una súper-producción internacional que le cambiaría la vida. La mítica «Sandokán», de seis episodios y emitida originalmente en 1976, puso su rostro en vitrinas y portadas de todo el mundo. Desde el «¡Hola!» hasta la recepción de El Corte Inglés en Madrid, del que tuvo que huir saltando de coche en coche mientras una multitud de mujeres le pedía un hijo: «Jamás podrán decir de mí que me emborraché de fama o de éxito. Siempre me mantuve con los pies en la tierra, aunque fuera difícil por las tentaciones que le pone a uno la vida delante. Si luego tuve problemas con el dinero, por ejemplo, fue por malas decisiones e inversiones, jamás por creerme por encima del resto», aclara Bedi para oídos inquietos.

Bond no puede ser una mujer, porque su encanto pasa por sus manierismos de macho

Kabir Bedi

Maldita la ironía, uno de esos hijos que sí tuvo, Siddharth, se acabó quitando la vida con apenas 26 años, cuando estaba estudiando en una de las universidades más prestigiosas del mundo en ingeniería (Carnegie Mellon) y recién diagnosticado con esquizofrenia paranoide: «Es otra de las razones por las que me decidí a hacer el libro y a recorrer un camino muy doloroso, muy oscuro. Quería que los padres, las familias de la gente con problemas de salud mental, puedan entender el proceso. Y estar, en la medida de lo posible, preparados para dejar de conocer a esa persona a la que conocieron toda la vida», completa trascendental un Bedi al que se le cae el carisma de los bolsillos, que no sabía de la existencia del mítico «Sandokán» de Cádiz (el futbolista Juan José Jiménez Collar) hasta la entrevista y que, como malo de James Bond que fue («Octopussy», 1983), se despide tajante: «Bond no puede ser una mujer, porque su encanto pasa por sus manierismos de macho».