160 años del primer partido de fútbol: 20 delanteros incapaces de meter un gol

Un Manchester United-Liverpool. Un Madrid-Barça. Un Inter-Milan. Todos los grandes clásicos del fútbol tienen su origen en un mucho menos glaomouroso Barnes y Richmond, el primer partido del que se tiene constancia oficial y que se disputó hace ahora justo 160 años. Se jugó, por supuesto, en la futbolera Inglaterra.

A tenor de lo que cuentan las crónicas de la época, el resultado, un insípido 0-0, dejó a los espectadores con las ganas de saber si aquel extraño deporte de 22 señores detrás de una pelota tenía futuro o no. Seguramente, nadie apostaría una libra por que ese espectáculo iba a convertirse en lo que luego ha sido.

Y si aquellos dos equipos fueron incapaces de marcar un gol no fue precisamente por falta de voluntad, ya que, en ausencia de pizarras y tácticas sobre el campo, la estrategia se limitaba poner seis, siete, ocho delanteros a asediar la portería rival. Lo que hiciera falta. O eran rematadamente malos, o los porteros muy buenos, pero nadie fue capaz de mover el marcador.

El partido se disputó en el barrio de Mortlake, en las afueras de Londres, que no ha pasado a la historia por sus excelencias futbolísiticas sino por su vinculación con la famosa regata de remo entre Oxford y Cambridge en el río Támesis. 

Tampoco los dos equipos pioneros tienen nada reseñable que aportar a la historia del fútbol. El Barnes deambuló sin pena ni gloria por las ligas inglesas. El Richmond quedó tan decepcionado con el resultado que se pasó, con mejor fortuna, al rugby.

Hubo que esperar otros nueve años para asistir al primer partido de fútbol internacional de la historia, un encuentro que enfrentó a las selecciones de Inglaterra y Escocia con el mismo resultado de 0-0. Antes se había disputado un encuentro amistoso entre estas dos selecciones con victoria inglesa por 1-0.