El deporte en 2019: Marc Márquez, Rafa Nadal, Marc Gasol y las grandes gestas de este año

Campeones insaciables

Marc Márquez y Rafa Nadal han acudido puntuales a su cita con la victoria en este 2019. Las victorias son su alimento

José Manuel Martín

Marc Márquez ¿otra vez campeón del mundo de MotoGP? Sí, en este 2019 ha sumado su cuarto título consecutivo de la categoría reina, el sexto en siete años y el octavo en total si se tienen en cuenta los que ganó en 125cc y en Moto2. Un palmarés envidiable que le coloca ya, con media carrera deportiva todavía por delante, en uno de los mejores de la historia. Su superioridad en 2019 ha sido más aplastante que en las temporadas anteriores y se intuye que en un futuro próximo muy pocos van a poder ponerle en apuros. Cierra Marc un año prácticamente perfecto, tanto que hasta para él va a ser complicado poder igualarlo.

Tampoco ha estado mal este 2019 para Rafa Nadal, al que algunos imaginaban escuchando como exjugador las campanadas que dan paso a 2020. Pero el de Manacor está pletórico cuando no le duele nada y este año se ha apuntado su decimosegunda Copa de los Mosqueteros, ha ganado además el Abierto de Estados Unidos y la nueva Copa Davis en Madrid. De paso se ha vuelto a convertir en el número uno del mundo. Para el próximo año sus objetivos están claros: el oro olímpico en Tokio y alcanzar a Roger Federer como el tenista con más «Grand Slams» El suizo tiene veinte y Rafa ya le pisa los talones con sólo uno menos. Cuestión de tiempo y de hambre, porque la de Nadal es infinita. Igual que la que tiene Marc Márquez, a sólo un Mundial de ponerse a la altura de los nueve de Rossi. Para 2020 tendrá a su hermano Álex como compañero de equipo, lo nunca visto en el motociclismo.

Marc Gasol: El hombre que lo ganó todo

Mariano Ruiz Díez

En el plazo de tres meses, en lo que duran unas vacaciones escolares, Marc Gasol ganó el anillo de campeón de la NBA con los Raptors de Toronto y ganó el Mundial de baloncesto con España. Y en ambos éxitos su papel fue determinante. A Marc el año 2019 le ha cambiado la vida. A primeros de febrero, el pívot abandonaba la ciudad en la que ha pasado la mitad de sus 34 años. Dejaba Memphis y los Grizzlies con destino a Canadá y los Raptors. Sergio Scariolo, seleccionador nacional y técnico ayudante en Toronto, convenció a la franquicia de que el pívot era el jugador que necesitaban para completar el círculo. Su presencia y la de Serge Ibaka hicieron su adaptación a Toronto, a «The North», más sencilla. Su inteligencia dentro y fuera de la cancha hizo el resto. En los «playoffs» fue el arma diferencial en defensa para superar al mejor equipo del Este, los Bucks de Milwaukee. Y en las finales entre Kawhi Leonard, su defensa y las lesiones de los Warriors, Marc se convirtió en el segundo Gasol en ganar un anillo de la NBA. Su celebración por las calles de Toronto fue tan épica como las series Finales... Y luego llegó lo de China con España. Llevado entre algodones hasta la fase decisiva del campeonato, Marc protagonizó el partido de su vida en la semifinal ante Australia. El oro frente a Argentina fue el colofón a su año perfecto. Y sí, su celebración por las calles de Madrid estuvo a la altura de la que vivió en Toronto.

Lo nunca visto

M. Ruiz Díez

A fuerza de ser injusto y para medir el mérito de los éxitos del baloncesto español en 2019 habría que empezar por los jugadores y las jugadoras que se perdieron los dos grandes campeonatos, el Mundial y el Eurobasket. Con ellos no estuvieron Juan Carlos Navarro, ya retirado, ni Pau Gasol, casi retirado. Ellas no tuvieron a sus particulares Pau y Juan Carlos. En el Europeo no estuvieron Sancho Lyttle ni Alba Torrens. Dio igual. Ambos torneos acabaron de la misma forma. Con España levantando el trofeo de campeona. Nunca en el baloncesto mundial el mismo país había ganado el mismo año la Copa del Mundo y el Eurobasket. Es la enésima muestra de lo bien que funciona el baloncesto español en el apartado de sus selecciones. Porque no son sólo las absolutas. Las categorías inferiores son cada verano un vivero de medallas y 2019 no fue una excepción.

Cuesta discernir cuál de los dos oros tiene más peso. Ambos son dos monumentos al talento; al trabajo en equipo; a la fe; a dos seleccionadores, Scariolo y Lucas Mondelo, que debían tener cargos vitalicios; a una capacidad de resiliencia ejemplar... Para ser justo hay que recordar sus nombres: Ricky, Colom, Llull, Rudy, Ribas, Beirán, Rabaseda, Claver, Juancho, Willy, Oriola, Marc, Silvia Domínguez, Cristina Ouviña, Laia Palau, Queralt Casas, Anna Cruz, Andrea Vilaró, María Pina, Marta Xargay, Tamara Abalde, Laura Gil, Astou Ndour y Laura Nicholls. Protagonistas de lo nunca visto.

Blanca Fernández Ochoa: El adiós de una pionera

Francisco Martínez

El 31 de agosto, como a media tarde, un escalofrío. La Policía anunció que Blanca Fernández Ochoa había desaparecido y que la última vez que se la había visto era el 23 del mismo mes. «Máxima difusión», añadían. Y el 4 de septiembre se confirmó lo peor: el fallecimiento de una pionera del deporte español, en circunstancias todavía extrañas. En medio, la ola de solidaridad para buscarla por las montañas de la sierra de Madrid, por los alrededores de Cercedilla, donde tanto ella como su hermano Paquito eran muy queridos. Miles de voluntarios acudieron sin pensarlo para las batidas sobre el terreno, en un dispositivo pocas veces visto, por tierra, agua y aire, hasta que la perra Xena, una pastora alemana, encontró su cuerpo sin vida en el Pico de la Peñota. En la montaña que tanto amaba y que le servía casi siempre de refugio, se quedó. Como en la montaña, pero con nieve, se convirtió Blanca en leyenda del deporte nacional. Eran otros tiempos, cuando el movimiento social de las mujeres que se vive en la actualidad ni se soñaba y cuando ser mujer y deportista era una rareza en España. Pero ella siguió, por obligación, los pasos de su hermano Paquito, el campeón olímpico en Sapporo 72. Pensaron que con los mismos genes se podía tener el mismo resultado, mandaron a Blanca a un internado al Valle de Arán en el que lloró mucho, pero se hizo esquiadora. Y cuando pareció que sí, en Calgary 1988, fue que no: se cayó. Después, las lesiones la machacaron. Y cuando parecía que ya no, fue que sí: en Albertville 1992 se colgó el bronce y fue la primera medallista olímpica española de la historia. Poco después vendrían los Juegos de Verano de Barcelona.