Juegos Olímpicos

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Entrevista a Jordi Ribera, seleccionador de balonmano: “El primer entrenador de un jugador es el propio jugador”

El segundo oro consecutivo en el Europeo tenía el premio de la clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio tras el trauma de haber quedado fuera de los de Río

Jordi Ribera, seleccionador española de balonmano / Rubén Mondelo
Jordi Ribera, seleccionador española de balonmano / Rubén MondeloRuben mondelo.La razon .

Jordi Ribera (56 años) nació en Sarriá de Ter, donde «todos jugaban a balonmano». Él era pivote. Cuando se fue a hacer la mili ya tenía el carné de entrenador nacional y al volver comenzó una carrera que le ha llevado a lugares como Brasil, donde vivió «una experiencia de vida además de deportiva». Llegó a España tras la decepción de quedar fuera de los Juegos de Río, donde él sí estuvo con el equipo anfitrión.

–Dobles campeones de Europa, pero dio la sensación de que lo que más ilusión hizo fue la clasificación para los Juegos...

–Desde Río se había generado como una obsesión, un poco en el equipo, porque muchos habían vivido la experiencia de quedar fuera, y también alrededor. Tener algo tan doloroso patente al final puede ser positivo porque es una fuerza más para el grupo. En mente estaba que si no se lograba en el Europeo había un Preolímpico que no iba a ser fácil. Pero sólo con esa obsesión no hubiéramos conseguido llegar. Hay que sumarle la preparación de estos tres años, un grupo que llevaba un montón de tiempo trabajando, la incorporación de gente nueva para revolucionar, generar unos automatismos estos tres años... Pienso que se ha sumado todo.

–Siempre se habla del juego de España en balonmano. ¿A qué juega España?

–Tenemos un balonmano diferente, jugadores tácticos, casi cualquiera de nuestra primera línea podría ser central: Cañellas puede, Raúl Entrerríos, central o lateral izquierdo, como Dani Dujshebaev; Álex Dujshebaev ha jugado de lateral derecho y de central... Son inteligentes y saben adaptarse a cualquier situación, un equipo capaz de defender de dos maneras y hacerlo muy bien sin necesidad de cambiar porque una no está funcionando. Es un equipo difícil de estudiar. Cada jugador, aparte de un rol general, tiene uno específico: por ejemplo, Álex tiene su función de lateral y de avanzado en la defensa 5-1; Viran Morros es el jefe de la defensa 5-1 y Gedeón Guardiola, el de la 6-0... Cambiar un jugador puede suponer cambiar la manera de jugar y eso te hace menos previsible y permite generar la propia rotación del equipo. Eran nueve partidos para distribuir los minutos.

–Y así pasó en el Europeo...

–Nuestros jugadores podrían haber disputado tres partidos más, esto es por tener un equipo compensado y depender menos de las figuras.

–¿Cómo se explica estos éxitos con el nivel que tiene la liga?

–La historia dice que no necesariamente los países que han tenido buenas ligas han salido campeones. Si yo los tuviera a todos en España estaría bien, el problema es la carencia de jugadores, esto sí puede afectar, pero que un jugador juegue en León, Kiel o Veszprem no tanto, mientras tengan entornos en los que puedan entrenar, y además la mayor parte lo hacen con entrenadores españoles.

–Los Juegos serán el punto y final de muchos. ¿Le preocupa el futuro?

–Durante 300 días al año pensamos en el futuro inmediato, en incorporar jugadores nuevos: han sido casi 50, que han participado de diferentes actividades en las categorías senior, la selección B, la A... Cuando ha llegado la competición importante, hemos dicho: «¿Quiénes son los mejores?». Y luego hemos buscado un poco más atrás. La Liga es menos profesional que antes, la gente joven ve menos proyección y quizá ha dejado de entrenar como antes. Necesitamos estimularlos, buscar talentos mirando hacia abajo para que en cinco o seis años puedan estar, pero para eso debemos cambiar sus hábitos: si una gimnasta tiene que estar cuatro horas al día entrenando, no podemos pensar que uno de balonmano con dos días, hora y media cada día, y compitiendo el fin de semana, sea de alto nivel en cinco años. Necesitamos organizar su cabeza: si quieres llegar a unos Juegos, a la selección... Necesitas ya, ahora, con 16 o 17 años, pensar que tienes que entrenar más, cuidar tu alimentación, ir a un gimnasio.

–¿Y qué hacen?

–Hacemos concentraciones en el CAR de Granada, también con entrenadores, y les transmitimos esa ilusión. Estamos una semana, es poco, necesitamos de los clubes, de los técnicos y de ellos mismos, porque el primer entrenador de un jugador es el propio jugador. Tiene que cambiar su forma de entender las cosas: cuando llego a casa tengo que buscar un gimnasio si en mi club no me ofrecen un gimnasio para entrenar físicamente.

–¿Es tan calmado con los jugadores como en las entrevistas?

–Normalmente soy tranquilo, no hay problema en trabajar cone este grupo. Me gusta tratar al jugador de forma muy normal, entiendo que el jugador es una persona comprometida y hay que darles orientación, preparar los partidos para ver si juntos los podemos ganar. A mí no me importa en un momento de un partido coger la idea de un jugador para llevarla a cabo, a veces parece que si el jugador participa baja la autoridad del entrenador. No lo veo así. El entrenador es uno más que evidentemente tiene que asumir su capacidad de liderazgo, pero lo más importante es hacer que todos se sientan comprometidos y eso es lo que da éxito. En la selección, incluso fuera de España, se ve un grupo unido, alegre... Aunque hay partidos que son complicados.