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Las claves del riguroso protocolo anti coronavirus de la UEFA para el regreso de la Champions

Hasta el conductor del autobús de los equipos tendrá que pasar un test PCR previo

Un operario, con mascarilla, en la grada vacía del estadio del Schalke
Un operario, con mascarilla, en la grada vacía del estadio del SchalkeINA FASSBENDER / POOLEFE

Más de treinta páginas tiene el protocolo anti Covid creado por la UEFA para el reinicio de la Liga de Campeones y de la Europa Liga. Unas estrictas medidas de protección sanitaria que buscan crear un corredor de seguridad alrededor de los partidos a disputar en el regreso de las competiciones europeas. La intención es que exista el menor contacto posible entre los distintos grupos de personas implicadas en cada encuentro, para reducir lo más posible el número de test a realizar. Como el contacto cero es imposible, el programa de analíticas ideado por la UEFA no puede ser más riguroso. Los que más veces van a ser analizados son los miembros de lo que llaman Grupo 1 y que son los jugadores los técnicos, los físios, los doctores, los jefes de prensa...

Es decir, aquellas personas que van a tener acceso a lo que la UEFA ha denominado Zona 1 de los estadios, que no es otra que la más cercana a los vestuarios y al terreno de juego. La seguridad en torno a los futbolistas el día previo y el del partido será máxima y ni siquiera los presidentes de los clubes podrán acceder a ese área de ultra seguridad.

Los partidos son, por supuesto, a puerta cerrada, tanto los de vuelta de octavos, que se juegan fuera de las burbujas, como los que a partir de cuartos van a tener lugar en Lisboa y Alemania en ese nuevo formato ideado para reducir fechas.

Cada equipo tiene un responsable médico y un responsable de protocolo anti coronavirus, que velan para que se lleven a cabo correctamente los test y las medidas de higiene y distancia. La UEFA ha creado también un panel de expertos, formado por médicos, técnicos de laboratorio y virólogos, que podrá resolver las dudas que surjan en los equipos durante estos días.

Los equipos se hacen test PCR entre dos y tres días antes de jugar sus encuentros, y los primeros han sido antes de abandonar sus lugares de origen. Ya en la burbuja de Lisboa o Alemania, se harán analíticas dos días antes de los partidos.

En caso de desarrollo de síntomas: fiebre, tos, dificultades respiratorias, cansancio o pérdida del sentido del gusto o el olfato, el aislamiento será inmediato.

Recomienda la UEFA viajes en vuelo chárter y hacerlo con mascarilla, distancia, gel de manos y avión previamente desinfectado. No más de diez personas de la directiva del club podrán acompañar al equipo y tendrán que viajar separados de la plantilla.

Casi nadie escapa de los PCR y eso incluye al conductor habitual del autobús de los equipos, que tendrá que dar negativo antes de poder ponerse al volante y transportar a los futbolistas. En los estadios, se tomará la temperatura a cada persona que tenga acceso. Si tiene fiebre, a casa. En los vestuarios, el jacuzzi estará clausurado y vacío, mientras que se habilitarán espacios adyacentes para el cuerpo técnico.

Los balones se desinfectarán tras el calentamiento y en el descanso de cada partido, lo mismo que las manos de los recogepelotas. A los jugadores se les insta a que no cambien su camiseta con el rival, aunque sí habrá el tradicional intercambio de banderines. Así es la nueva normalidad de la Champions.