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City y operación 300

La decisión de Messi de irse es firme, pero su coste es alto por el traspaso y su carísima ficha El Manchester City, en cabeza para su fichaje, con lo que se volvería a reunir con Guardiola

La decisión de Messi de abandonar el Barcelona es firme y no se trata de un calentón. Está claro que con un buen papel en la Champions de Lisboa la historia hubiera sido diferente, pero el 2-8 precipitó los acontecimientos y desencadenó la tormenta que se lleva tiempo gestando tanto con las derrotas en Europa como por los problemas fuera: que si finalmente no regresó Neymar y Leo dijo que no sabía si se había hecho lo posible para que así fuera; que si se va Valverde; que si un dardo a Setién y otro a Bartomeu con él «con esto no nos da»; que si bronca en público al que era director deportivo, Eric Abidal; que si qué pasa con el «Barçagate»» que si una carta en Instagram para quejarse del trato que los jugadores están teniendo en el tema de la bajada de sueldo en el confinamiento...

Muchos frentes abiertos que esta vez los resultados deportivos, la conquista de títulos, no han podido frenar, y que han llevado al famoso burofax. Sólo por la forma de hacerlo está claro que Leo no quiere dar marcha atrás en su decisión, aunque en el club parece que no se dan por aludidos. «No contemplamos una salida de Leo. Nuestra idea es seguir trabajando para construir otro ciclo ganador alrededor del mejor jugador del mundo, del mejor de la historia», dijo Ramon Planes durante la presentación del joven portugués Francisco Trincao. El pobre Trincao, que en uno de los días más importantes de su corta carrera, tuvo que responder más de Leo que de él, aunque salió del paso con respuestas cortas: «Claro que quiero que se quede, pero yo no puedo contestar a eso».

«El futuro que nos viene es positivo con jugadores jóvenes y otros expertos como Leo y otros que hay en la plantilla», insistió Planes. «A Leo hay que tenerle un respeto enorme. Ha dado muchísimo al Barça y el Barça a él. Es un matrimonio que ha dado muchas alegrías a la afición. El club está dedicando horas a hacer un trabajo interno para buscar la mejor solución para el Barça y para Leo», concedió, como pequeña alusión a que sí hay un problema. Pero es que además es un problema de difícil solución amistosa. Sin dilucidar todavía si la famosa cláusula liberatoria sigue vigente ahora en agosto por las circunstancias extraordinarias del coronavirus o si caducó el 10 de junio como pone en el contrato, el futbolista podría pedir el tránsfer provisional a la FIFA y marcharse. El club azulgrana tampoco daría facilidades y se negaría a aceptar el traspaso, por lo que sería inscrito en el otro club de forma provisional y podría jugar mientras se decide el litigio. Eso sí, si va a juicio y lo pierde el futbolista tendría que pagar al Barça la cláusula que el juez considere, ya sean los 700 millones que figuran o una cantidad inferior, si el magistrado considera que esa cifra es abusiva. El equipo de destino también entraría en una guerra con el Barça por razones obvias y asumiría un riesgo.

Según adelantan cadenas como ESPN o RAC1 el Manchester City ya está negociando con el futbolista para gestar el reencuentro de Leo con Guardiola, el entrenador que más rendimiento le ha sacado. La cadena americana habla de una oferta de tres temporadas en el conjunto inglés, que le respetaría su sueldo, cercano a los 100 millones brutos de los que el jugador se lleva más o menos la mitad, más otros dos cursos en el New York City, uno de los filiales que tiene por el mundo el equipo celeste y que permitiría al argentino tener una retirada tranquila después de haber intentado el asalto a la Champions y de haber disputado el Mundial de Qatar.

Pero el tema de la cláusula no es menor y podría ahuyentar a posibles compradores. En el Barcelona consideran que están amparados por la ley y el jugador no se puede ir gratis. Si se negocia la marcha, algo similar a lo que pasó con Cristiano Ronaldo y el Real Madrid, el club nunca fijaría su salida en menos de 100 millones, incluso podrían querer cerca de los 222 que el PSG invirtió en Neymar, lo que sumado a la ficha del futbolista llevaría la operación a cifras mareantes, incluso imposibles casi para cualquier equipo. El City, además, está vigilado con lupa por el «Fair Play» financiero. Y, por un lado, se trata de un futbolista de 33 años y por otro, la pandemia ha menguado los ingresos en el negocio del fútbol.

Precisamente por esto último algunos opositores y aspirantes a presidente del Barcelona como Joan Laporta ven movimientos raros y acusan a Bartomeu y a su junta de estar forzando al jugador a irse para cuadrar las cuentas. El impacto del Covid-19 hará que esta temporada se cierre con pérdidas respecto o los más de 1.000 millones presupuestados, y una rebaja en la masa salarial de la plantilla de fútbol es imprescindible para el curso que viene. Si el Barcelona fuera una empresa normal, la marcha del «10» tendría un punto de alivio por el ahorro de su enorme ficha más el ingreso de su traspaso. Pero hay sentimientos en juego. «No hay división en la junta directiva. Quien entienda un poco de fútbol quiere tener a Leo en su equipo y disfrutar de él», aseguró Planes.

El domingo el equipo vuelve a la actividad con las pruebas de coronavirus. El lunes comienza los entrenamientos. Si no se soluciona antes, allí tendrá que estar Leo Messi.