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Fútbol

La historia que se esconde tras el robo al banco de Nápoles en el que Maradona perdió su balón de oro

Guillermo Cóppola revela como fue el encuentro de película del astro argentino con el jefe de la Camorra tras el famoso atraco

El balón de oro de Maradona
El balón de oro de MaradonaArchivoLa Razon

Guillermo Cóppola fue el representante de Diego Armando Maradona (de 1985 a 1991 y de 1995 a 2004), pero también supo convertirse en más que eso. Fue el hombre que acompañó al astro de Villa Fiorito durante su esplendor como futbolista y quien lo secundó en sus días más oscuros de adicción.

La historia de robo de Nápoles no es inédita pero contada por Cóppola cobra un valor especial.

Maradona recibió un galardón honorífico en 1995, al igual que Pelé lo había recogido un año antes. France Football intentó con aquellos dos Balones de Oro honoríficos corregir la injusticia que para muchos suponía que ambos no contasen con este premio en su palmarés. Aunque en realidad el Pelusa si tenían un balón de oro, el del Mundial de 1986.

En 1989, un grupo de delincuentes atracó el Banco de Nápoles, lugar elegido por Maradona para guardar algunas de sus piezas más preciadas. En el robo, Diego perdió la gran mayoría de los objetos que allí guardaba, entre ellos, varios relojes de lujo y el preciado Balón de Oro del Mundial 86.

“Cuando entraron al Banco Nápoles, me llama el gerente y me dice ‘Coppola, han robado todas las cajas’. Le pregunté qué cajas y me dijo que habían robado las cajas de seguridad del banco. Se lo comenté a Diego y no se preocupó, estaba tranquilo. Al rato me pregunta ‘¿y qué teníamos?’. Le conté que yo tenía una con un reloj que me había regalado el Rey de Arabia, valía 10 o 15 lucas... y ahí Claudia se preocupó porque le dijo que tenía todo: medallas, copas, el sable que le había regalado el Rey Fahd”, reveló en una entrevista en canal América que recoge Infobae.

Coppola quiso aclarar además de donde salió esa famosa espada obsequiada por el Rey Fahd bin Abdulaziz de Arabia Saudita. El empresario de 72 años se remontó a 1987, cuando Maradona y toda su familia viajaron al Medio Oriente para disputar un partido de exhibición a cambio de 500.000 dólares. “Esa espada nos la había regalado el Rey de Arabia, que cuando lo fuimos a visitar nos hizo una ceremonia larguísima en la que nos dio un montón de regalos, entre ellos la espada. Y ahí Fahd, que ya estaba viejo, vino con un traductor, nos la dio y Diego la clavó en suelo. Fahd preguntó si no le gustó el regalo, estaba preocupado. Y le dije que sí, que le había encantado y que clavarla en el suelo era un símbolo de hermandad”, relató entre risas.

Y detalló: “Le pregunté a Diego por qué había hecho eso, si estaba loco. ‘Me dijiste que me iban a regalar relojes, pulseras, joyas y me regalan esta espada de mierda’, me dice. Con el mango de la espada creo que hoy compramos un Rolls Royce. Solo con el mango, eh”.

A los dos días, se me acerca uno en el entrenamiento del Napoli y me dice que tenía un mensaje de Carmine Giuliano, el jefe de la Camorra, en relación con el robo. Fuimos a su casa -estaba bajo arresto domiciliario- vivía en el Palacio de Versalles. Para llegar tuvimos que tomar dos coches diferentes y una moto, todo de noche. Parecía la película ‘El Padrino’. Llegamos y estaban todas nuestras cosas arriba de la mesa, menos la cimitarra (el sable). Esa no la robaron. Pero faltaba la copa de oro, la que le habían dado en México 1986. Recuperamos todo menos eso, que la habían fundido y la habían vendido”, continuó.

Lo sucedido realmente con la copa no se supo hasta 2011, cuando se hicieron públicas las actas de declaraciones de Salvatore Lo Russo, el jefe de Miano, un barrio del norte de Nápoles, y quien fue colaborador de la justicia italiana. En una de sus tantas confesiones, aseguró que fue uno de los encargados de ayudar a Maradona y su entorno a recuperar algunos de los objetos que habías sido sustraídos en el famoso robo, pero que nada se pudo hacer con el premio.

“No fue posible recuperarlo porque ya lo habían derretido”, según el relato que publicó el diario italiano Corriere della Sera.

 “Diego estaba resignado, porque era un robo. Después nos quedamos con Carmine e hicimos un Lollapalooza (Festival de música). Teníamos arresto domiciliario... que viniera a sacarnos la Policía”, concluyó entre risas.