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Fútbol

Los goles que regala el Barcelona y que le alejan de la Liga

El equipo azulgrana está llevando al extremo lo que decía Cruyff: «El fútbol es un juego de errores»

Koeman asegura que sus jugadores tienen falta de concentración
Koeman asegura que sus jugadores tienen falta de concentraciónAlejandro GarcíaAgencia EFE

Decía Johan Cruyff que no «debemos olvidar que el fútbol es un deporte que implica muchos fallos y en el que los aciertos pueden llegar a tener tanta trascendencia como los errores». Otra de sus reflexiones era que «el fútbol es cometer errores y no frustrarte». Pero hay errores «normales», por decirlo de alguna manera, otros propiciados por los rivales y luego están los que está teniendo el Barcelona este curso que, ¿cómo no van a frustrar a Koeman? El entrenador holandés ha llegado a decir que no esperaba que un equipo suyo tuviera los fallos que están teniendo, y se supone que está dirigiendo al grupo más potente de su carrera como técnico. Tampoco debe servir eso como única justificación por los pobres resultados, porque hay mucho más: la irregularidad en el juego, indefinición a veces; no saber defender, futbolistas que no rinden, falta de contundencia, un equipo demasiado dividido en ocasiones... Pero sí es verdad que esos llamativos errores le están penalizando demasiado.

El empate contra el Valencia sumó una escena más al catálogo del horror del Barça esta temporada. El córner es una de las jugadas en las que más futbolistas hay dentro del área. En ésta, en concreto, había 14, más tres en los alrededores más el sacador, 18 de 22, y teniendo en cuenta que uno de los que no estaba era el portero del equipo del Turia, Doménech. Pues pese a esa supuesta marabunta, Diakhaby remató solo, sin nadie que le molestara, sin un contrario en dos metros a la redonda, como si fuera un contragolpe. Griezmann se quedó enganchado en los bloqueos y el Valencia ya estaba por delante. Es la octava vez en trece jornadas de Liga disputadas que el Barcelona comienza con el marcador en contra y sólo contra la Real Sociedad remontó hasta la victoria.

Después de un comienzo de Liga con dos triunfos y sin encajar (pese a jugar con diez durante toda la segunda parte de Vigo por la expulsión de Lenglet), y tras el empate con el Sevilla, llegaron los problemas. En Getafe el regalo llegó en forma de penalti inocente cometido por un jugador joven, pero experimentado como De Jong. En una jugada ya sin peligro, el centrocampista derribó a Djené y el equipo ya no tuvo capacidad de reacción y apenas creó ocasiones para, al menos, sacar un punto. En la siguiente jornada, contra el Madrid, otra pena máxima inexplicable arruinó cualquier opción de triunfo. El Clásico iba 1-1 con un Barça que iba a más al comienzo de la segunda parte, cuando Lenglet sujeta de la camiseta a Sergio Ramos en un balón que el madridista no podía rematar porque lo tenía detrás y prácticamente le había traspasado. Más allá del debate de si la entrada del VAR en esa acción es cuestionable, el agarrón era totalmente prescindible. A partir de ahí, monólogo del equipo de Zidane y otra vez nula capacidad de respuesta.

El tercer tropiezo seguido fue el empate contra el Alavés (1-1), que empezó con el típico 1-1 cuando Piqué le cedió un balón a Neto como si tuviera algo contra él, y el portero tampoco supo reaccionar, se enredó con la pelota en las piernas y Luis Rioja se lo hizo pagar. Esta vez los de Koeman sí dispusieron de ocasiones, pero únicamente llegaron a la igualada, pese a jugar media hora contra un futbolista menos. En el Metropolitano fue Ter Stegen quien salió en lugar de recular cuando compañeros como Lenglet todavía podían llegar a molestar al atacante del Atlético. Marcó el belga y era el tiempo añadido de la primera parte. Después, inoperancia para sumar una nueva derrota ante un rival directo.

Y quizá el momento cumbre fue el del Cádiz, con tres implicados: el saque de banda de Jordi Alba en bote, la incapacidad de Lenglet ante esa pelota que le llegaba y la ineficacia de Ter Stegen para mandar el balón lejos. Negredo no pudo hacer otra cosa que aprovechar la situación. El Barcelona había logrado empatar a uno ese partido en el Carranza y cuando mejor se encontraba, zas.

El Barça está llevando lo del «juego de errores» al extremo.