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Atlético-Villarreal: un empate de locura en el Metropolitano

Los rojiblancos se dejan el pleno de puntos después de un choque en el que tuvieron ocasiones y juego para sentenciar al descanso. Después se adelantó el Villarreal y al final regaló el empate

Aissa Mandi se lamenta tras el autogol que puso el empate definitivo en el Metropolitano
Aissa Mandi se lamenta tras el autogol que puso el empate definitivo en el MetropolitanoJAVIER BARBANCHOREUTERS

Ya no quedan equipos perfectos en esta Liga. El Atlético era el único que podía mantener el pleno de puntos después de tres partidos, pero fue que no. Y fue que no por su mala noche en cuanto a la puntería y por la madurez del Villarreal, que aguantó el huracán que pudo llevarlo por delante en la primera parte y fue acomodándose hasta encontrar su sitio en el partido. Los noventa minutos en el Metropolitano fueron larguísimos y dieron de sí para muchísimas cosas. Desde el arranque a todo tren de los de Simeone hasta casi el triunfo final de los amarillos, que se han acostumbrado a luchar contra gigantes y encontrarles las debilidades.

La puesta en escena del vigente campeón fue de las que le gustan a la grada y a Simeone. Toda la intensidad, presión alta, ritmo alto y mucha concentración. Puro rock and roll del Cholo, que desde el banquillo era un miembro más de la banda gesticulando. Lemar y Carrasco eran dos aviones por los costados y el Villarreal no sabía por dónde le venían los golpes. Se los llevaron de todo tipo, con un tiro al palo después de un paradón de Rulli, y balones salvados sobre la línea de los centrales cuando el gol parecía cantado. El Atlético lo hacía todo y muy bien para que no le criticaran eso de ir a buscar el 1-0 con el mínimo esfuerzo. 13 tiros a portería marcaban sus estadísticas en el intermedio, por ninguno de los chicos de Emery, que poco a poco iban encontrando la forma de reponerse, aunque si enfrente hubiesen tenido un equipo más inspirado ya hubiese sido tarde.

Después del tiroteo, y por eso de que el fútbol es así, en el primer disparo de los amarillos se pusieron por delante. Un contragolpe perfecto en el que la gotita de calidad distinta la puso Yeremi Pino, un mediapunta de 18 años que hace muchísimo daño al enemigo cada vez que toma la pelota. La jugada la mejoró él y la completó Trigueros con un remate que Oblak vio demasiado tarde. Celebraba Emery y se helaba el Metropolitano, que no podía creerse lo de verse por detrás después de todo lo que habían propuesto los suyos.

El silencio lo rompió Luis Suárez. Le dejó el balón perfecto dentro del área Correa y el delantero sólo hizo lo que le dice su instinto: mandarlo a la red. La jugada venía de un robo después de un mal saque de banda del Villarreal, en un fallo clamoroso de Alberto Moreno.

Pero las buenas noticias no lo eran del todo para el Atlético, porque los percusionistas ya no podían mantener el mismo ritmo machacón. El empate estaba bien para los visitantes, pero mucho mejor la victoria después de que Danjuma, el último fichaje en la delantera, volviera a ejecutar a Oblak tras otra delicia de Yeremi Pino y una indecisión entre Giménez y Savic. Gritó el ex del Brujas en el silencio, que había vuelto al Metropolitano.

La afición, recién regresada a las gradas, ya masticaba la derrota cuando el fútbol volvió a confirmar que nadie jamás lo podrá entender. Era increíble que el Atlético no hubiera sentenciado en la primera parte y lo fue también la forma en la que rescató un punto en el último segundo del tiempo de prolongación. Con un autogol entre Mandi y Rulli, que se equivocó al moverse de la portería. El héroe durante muchos minutos se convirtió al final en el protagonista del empate.