Opinión

Ibai Llanos, Ramón García, Piqué y la Davis

Entre la tradición y la mirada puesta en el siglo XXII está la virtud

Gerard Piqué, en el Madrid Arena presenciando los partidos entre España y Rusia
Gerard Piqué, en el Madrid Arena presenciando los partidos entre España y RusiarodrigoEFE

Entre la tradición y la mirada puesta en el siglo XXII está la virtud. Al personal no le puedes estar hablando de youtubers, streamers, chiefs officer o managing directors como no puedes pretender que se traguen partidos interminables, sesiones eternas del deporte de turno, temas indies de nueve minutos o películas iraníes que superen las dos horas. ¿Lo ideal? Las campanas de Nochevieja de Ibai Llanos con Ramón García en la Puerta del Sol. El deporte está intentando reubicarse buscando nuevos mercados y adaptándose a los tiempos sin perder a su legión de fieles. Varios ejemplos: el proyecto de la Superliga, ¿Mundiales de fútbol cada dos años?, la Copa Davis de Piqué, los cambios de formato en las Next Gen Finals que ganó Carlos Alcaraz, la rebaja en los tiempos muertos en baloncesto, los mitines de atletismo comprimidos...

En Madrid se está disputando la segunda edición de la nueva Davis. Sí, el tenis existe más allá de Nadal, aunque para algunos esto sea inconcebible. La Davis, en su nuevo formato y en el anterior, permite disfrutar de tipos como Feliciano López. Hay deportistas que se ponen la camiseta de su país y se ríen de la kriptonita. A Feli le pasaban con 23 años y le sigue pasando con 40 como demostró en su victoria ante Rublev. Pero a lo que iba. La Copa Davis fundada hace 121 años estaba obligada a reinventarse. Hasta ahí todos de acuerdo. Entonces aparecieron Piqué y su gente. El mundo del tenis los recibió con división de opiniones. Había unanimidad en que la competición necesitaba un meneo. Ahora había que medir hasta qué punto era beneficioso el seísmo. Los escépticos se siguen amontonando a las puertas del castillo. Leyendas de la raqueta creen que se ha desnaturalizado la competición y si se confirman los rumores que apuntan a una sede casi permanente enAbu Dhabi –se está hablando de cinco años de estancia en el emirato– habrá que ver cómo se lo toman los clásicos y unos jugadores que, como sucede en todos los deportes, sufren un calendario tóxico. Lo de acabar los partidos de una jornada en la hora en la que algunos ya se están soltando en un karaoke mejor lo vamos a obviar, pero también sería conveniente arreglarlo.