Fútbol

El Real Madrid toma aire de penalti contra el Celta (1-2)

Benzema adelantó al líder al transformar el primer penalti y después falló el segundo y acertó de nuevo en el tercero. Antes, había empatado Nolito

Benzema, lanzando uno de los tres penaltis a favor que le pitaron al Real Madrid en Vigo
Benzema, lanzando uno de los tres penaltis a favor que le pitaron al Real Madrid en VigoLalo R. VillarAgencia AP

Salvó el Real Madrid un día inquietante y sigue mirando desde muy arriba a todos, a la espera de que Sevilla, Barcelona o ambos pierdan puntos en el partido en el que se enfrentan. Son buenas noticias por los datos, menos entusiasmantes por las sensaciones que dejó el equipo en Balaídos. Sin duda la mejor noticia de todas es que ya queda un partido menos, porque tiene pinta que el líder de LaLiga va a tener que sudar mucho en lo que queda de temporada. El choque de Balaídos tenía que servir para dos cosas: para ganar y para mostrar una reacción después de la derrota contra el Barcelona, dejar la impronta de equipo decidido, que sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Lo primero sucedió: ganó; lo segundo se quedó algo a medias. No fue el Madrid que se esperaba, el que dice a los rivales que lo del Clásico fue un accidente y despedid a la alegría: fue el equipo de casi siempre, con los mismos futbolistas, los mismos cambios y la misma sensación de que necesita una marcha más para afrontar los partidos con más garantías. Sobre todo ahora que vienen muchas curvas, con el Chelsea esperando en Londres para la Champions.

Ganó con dos goles de penalti en un encuentro en el que le pitaron tres. El de en medio lo falló Benzema, porque a veces también se equivoca, pero no volvió a errar después. No remató mucho más el Madrid, al que le costó bastante hacer daño arriba porque, pese al descanso de dos semanas sin partidos, no estuvieron frescos los de arriba. Asensio apareció muy poco en el área rival y menos aún para ayudar a un sobrepasado Lucas Vázquez, mientras que Vinicius pasó por el partido de puntillas, sin alterar a nadie, algo que es bien extraño. Benzema intentó jugar y fue protagonista porque fue el lanzador de las penas máximas. Sin profundidad, fue un Madrid más aseado que peligroso, a veces con la tensión demasiado baja para lo que tenía que hacer. Un Madrid que se salvó demasiado por los pelos un día en el que se esperaba otra cosa.

Por los pelos y porque tiene al portero más decisivo del mundo. Courtois es una exhibición diaria, cuando pierde, cuando empata y por supuesto, cuando gana el Real Madrid. Es que si va ganando, si puede aspirar con muchas opciones a LaLiga y está en cuarto de la Champions es por él. Benzema hace los goles y Courtois se ocupa del resto. Si en la primera parte de Balaídos, el Real Madrid se fue al descanso con un tanto de ventaja fue porque Nolito no supo frenar ante Militao y le derribó sin muchas dudas; y porque después, en el otro lado del campo, Courtois mantuvo la sobriedad de siempre para ir sacando manos a los remates del rival. Incluso paró la jugada más peligrosa de la primera parte, un remate de cabeza abajo de Galhardo, que tocó el portero belga, dio en el palo, salió hace fuera, pero botó con tal efecto, que se coló por el otro palo. Todo legal, menos la posición de Aspas, que persiguió el balón e impidió que Alaba despejara. Fuera de juego porque sin ninguna duda interviene en la jugada.

El Celta protestó, pero menos de lo que protestaría más tarde, en la segunda parte, cuando después de empatar, vio que le pitaban dos penaltis, en los que hay contacto, pero no queda claro si suficiente. El árbitro los señaló y el VAR ya no entra ya en estas historias porque desde la cámara no se puede medir la fuerza. El colegiado, desde el campo, sí. Benzema no perdonó a la segunda.

Sin penaltis, el Celta estaba siendo mejor porque encontró un hueco por la banda derecha blanco, donde Lucas Vázquez no mejoró a Carvajal, y eso es grave. Galán llegaba con facilidad. Mandaba el Celta en el partido y por eso empató el choque.

Del Real Madrid no había noticias en el ataque, no era el mejor defendiendo y apenas de Modric. Se sostenía por los pelos el equipo blanco. Le costaba generar y no parecía el mejor colocado cuando atacaba el rival. Ancelotti, desde casa, ordenó los cambios. Nada nuevo: la banda derecha entera porque el Madrid tiene un problema grave en ese lado. Detrás y arriba, donde Asensio y Rodrygo van por rachas. Aunque si el primero, hace unos meses parecía por delante del brasileño, ahora da toda la impresión de que está perdiendo la partida. Pese a que fue titular, Rodrygo sufrió el segundo penalti, el que dio un respiro al Madrid, porque le hizo saber al Celta que aún estaba ahí y que a la mínima podía hacerle daño.

Esa jugada nació de un taconazo de Modric, lo mejor que hizo. Estuvo apagado antes, como si después de ser falso nueve ante el Barcelona, le costase encontrar su sitio y fue sustituido después, cuando ya Benzema había marcado el segundo penalti.

Salió al campo Valverde, un futbolista que empieza a ser reclamado por casi todos. Le costó a Ancelotti meterlo y cuando lo hizo fue por Modric. Es decir, la apuesta por el 4-3-3 que empezó en el otoño no va a variar ahora. Quizá no quiere perturbaciones en el equipo en un momento delicado y con tanto en juego. No es el más renovador el italiano, pero empieza a dar la impresión de que este Madrid necesita una vuelta de tuerca. Marca Benzema, le sostiene Courtois y el que se luce con ellos suele ser Militao. Cuando éste empezó a mostrar dolor en los últimos minutos, un escalofrío recorrió a los madridistas.