Zidane pierde otro central para el tramo decisivo con dos costillas fracturadas. Marcó en el que pudo ser su último choque de blanco.

Pepe se agarró el escudo para celebrar el gol y lo besó con rabia. El partido lo dominaba el Real Madrid, sin encontrar el hueco por el que superar a Oblak. Lo había parado todo el checo hasta que el central blanco cabeceó la pelota al único rincón al que no llegaría el portero. No ha tenido Pepe mucha continuidad esta temporada por culpa de las lesiones musculares, pero está muy claro que todavía tiene cuerda para algo más que irse a la Liga china. El de ayer pudo ser su último derbi si finalmente no hay un acuerdo con el club, y el portugués fue uno de los protagonistas. No está muy claro si con los dos sanos, él es el titular por delante de Varane o viceversa, lo que sí es seguro es que no hay muchos defensores más de fiar que él en los días importantes. Ayer era uno de ellos, Zidane reclamó su presencia y Pepe estuvo bien en ambas áreas. Tanto, que estuvo a punto decidir el partido con su tanto y con una solidez que los suyos echaron de menos en los últimos cinco minutos, cuando, en una jugada aislada, Griezmann sorprendió en esa zona en la que hubiera estado el luso de no ser por su lesión.

Un rodillazo de Kroos en el costado, involuntario claro, le dejó fuera de juego y camino del hospital, mientras el encuentro terminaba. No tenían buenas noticias los médicos para el Madrid, que va a perder las próximas semanas a Pepe por culpa de la fractura de las costillas séptima y octava, según el parte oficial. Al Real Madrid le dolió quedarse sin el carácter y la intensidad de su central en el derbi y lo va a extrañar también para medirse al Bayern en el Allianz Arena, donde añorará su intensidad y contundencia en el juego aéreo. «No es que no defendamos en el gol, pero no lo hacemos muy bien. Hay un pase en profundidad y estamos mal colocados. Lo tengo que analizar más en detalle. Perdimos la concentración en esos cinco minutos. Teníamos que estar más juntos y no fue así», lamentaba Zidane, al que le costó más que otras veces soltar su habitual sonrisa en la sala de prensa. «Estamos un poco decepcionados todos. Yo también, pero no tocado, eso nunca. Ya tenemos que pensar en el miércoles», insistía Zidane, que sigue empeñado en el «partido a partido» cuando se le habla de su futuro la próxima temporada. «Yo me dedico a entrenar fuerte, con ilusión, con la ilusión que dan esta camiseta y este club. Lo de si voy a seguir aquí gane o no algo se lo tienes que preguntar a alguien más. No a mí. No voy a especular. Día a día».

La lesión de Pepe rompió también los planes de Zizou con los cambios al quedarse con menos margen para reforzar el centro del campo al final. Hacía calor y pareció que el Atlético terminaba algo más fuerte el encuentro, pero el francés sigue defendiendo el buen estado físico de los suyos, a los que ha tratado de mimar con las rotaciones para llegar a tope a la recta final de temporada. «Yo no creo que nos haya faltado aliento, nos faltó concentración y defender con más energía. La culpa no es el físico. Estamos bien físicamente». Lo que sí echó de menos fue un segundo gol para «estar más tranquilos» y evitar un imprevisto como el que llegó en forma del tanto de Griezmann. «Se nos escapó el triunfo por no saber sufrir juntos. Nos sabe a poco después de dominar el encuentro. Hemos hecho cosas para aumentar el resultado, pero ellos se defendieron bien», analizaba Ramos, que se queda con Nacho como único compañero para la parte decisiva de la temporada.