Copa del Rey

El Athletic asalta el Metropolitano (0-1)

Un gol de penalti de Berenguer le dio la victoria en la ida de la semifinal de Copa. El Atlético se ilusionó con un penalti que no fue en los últimos minutos del partido

PLayers of Athletic Club celebrate the victory during the Spanish Cup, Copa del Rey, football match played between Atletico de Madrid and Athletic Club de Bilbao at Civitas Metropolitano on February 07, 2024 in Madrid, Spain. AFP7 07/02/2024 ONLY FOR USE IN SPAIN
Los jugadores del Athletic celebran la victoriaAFP7 vía Europa PressEuropa Press

El Atlético creyó ver la luz pasado ya el minuto 90 cuando Hernández Hernández señaló el punto de penalti por una falta de Yeray a Morata. El defensa del Athletic, que había entrado poco antes para aguantar el resultado, se llevaba las manos a la cabeza y gritaba de desesperación. «Me cago en la puta», se le leía en los labios. Pero se hizo la oscuridad para el Atlético y Yeray se sintió mucho mejor cuando al árbitro le chivaron desde el VAR que Morata estaba en fuera de juego y la jugada quedaba anulada. «Que bote San Mamés», gritaban los aficionados del Athletic desde su rincón en lo alto del estadio.

El Atlético se había pasado el partido remando en busca de un empate que no llegaba, con Griezmann apareciendo a trompicones en el juego y con dificultades para llegar a la portería de Agirrezabala. El francés tuvo la más clara en un mano a mano con el portero bilbaíno, que salió a tiempo para tapar toda la portería.

Cargaba el Atlético con el peso de otro penalti. Reinildo es uno de los defensas en los que más confía Simeone. Un seguro para él y para sus compañeros, pero fueron dos imprudencias suyas las que condenaron al Atlético. En la misma jugada perdió un balón en el área que a punto estuvo de acabar en un gol de Iñaki Williams y después, cuando la pelota regresó a sus dominios hizo un penalti por una entrada exagerada a Beñat Prados. Marcó Berenguer desde los once metros, pero el agujero podía haber sido mayor si Hernández Hernández hubiera estimado que la entrada merecía más que una tarjeta amarilla. Pudo ser.

Los aficionados bilbaínos, desde su rincón, ese en lo alto, gritaban como si fuera San Mamés y ellos solos llenaran el estadio. El Metropolitano, de repente, no parecía tan fiero y el Athletic se sentía capaz de desafiar a su rival y a la estadística que contaba ya 28 partidos sin perder del Atlético en su casa. El número no creció, a pesar de los intentos del equipo de Simeone, que progresaba de manera adecuada especialmente por la banda izquierda, donde se juntaban Barrios y Lino. El canterano alimentaba al brasileño, que cerca estuvo en un remate con la derecha buscando la esquina de la portería, de encontrar el empate. Simeone acabó quitando a los dos y no mejoró el equipo.

Pero no llegó la igualada. Y no le faltó mucho al Athletic para encontrar el segundo. Unai Gómez, que entró en la segunda parte, estaba en todas. Pudo marcar en un disparo desde fuera del área que Oblak acertó a despejar a duras penas. Villalibre no consiguió dirigir el balón hacia la portería al recoger el rechace y su remate se fue al lateral de la red.

Pudo haber marcado Villalibre el segundo en un saque de esquina que esperaba tranquilamente en el segundo palo. Pero a Vivian le pudo el ansia de rematar y le quitó la pelota de la cabeza.

Al Athletic le faltaba Nico Williams y lo echaba de menos, aunque su sustituto –Berenguer– fuera el autor del gol. Y echaba de menos también al hermano mayor, Iñaki, aunque estuviera en el campo. Hizo exhibición de su velocidad, pero no le acabó de dar sentido. Lo de la potencia y el control del anuncio aquel.

El Atlético acabó arrinconando al Athletic en su área y el equipo de Valverde asumió que no le quedaba otra tarea que la de despejar los balones que le llegaran al área como fuera posible. Para eso entraron en los últimos minutos Vesga y Yeray, aunque a punto estuvieron esos cambios de provocar el empate del Atlético.

Griezmann esperaba pacientemente con la pelota en la mano su turno para lanzar el penalti cuando el árbitro señaló los once metros. Pero Hernández Hernández le pedía que esperara y esperara hasta que levantó el brazo para señalar el fuera de juego Morata.

El Atlético asumió entonces que el Metropolitano ya no era un lugar tan seguro, que el rival, como diría Simeone, era capaz de derrotarlo en su estadio y que la eliminatoria será más dura de lo que imaginaba antes del partido.

«Txingurri saca al equipo» gritaban los aficionados del Athletic mientras esperaban que los dejaran salir del Metropolitano.