Opinión

El Atlético cumple, pero no ilusiona

Nadie en el club debe estar orgulloso de la temporada que se ha hecho

Cholo Simeone, entrenador del Atlético de Madrid
Cholo Simeone, entrenador del Atlético de MadridAFP7 vía Europa PressEuropa Press

El Atlético está a un paso de conseguir el objetivo marcado a principio de temporada: ocupar una de las cuatro plazas que permiten la disputa de la Champions la próxima campaña. Todavía no es matemático, pero sólo una debacle evitaría que la victoria ante el Athletic Club espantara los fantasmas que merodeaban por el Metropolitano hace unas semanas. Aunque la cuarta plaza sirva para cuadrar las cuentas de la temporada, bien oxigenadas al haber logrado también la participación en el nuevo formato del Mundial de Clubes, los rojiblancos no deberían estar demasiado orgullosos de la temporada que han hecho.

Las conformistas declaraciones de De Paul vienen dadas porque el mensaje del club cala muy hondo en el vestuario y todos, entrenador y jugadores, se dan por más que satisfechos con unos resultados que dejan malas sensaciones en el aficionado rojiblanco. Los del Cholo han sido tan fuertes en casa, como inconsistentes a domicilio. Han competido muy bien las eliminatorias ante Real Madrid e Inter, pero ha sido eliminado en ambas competiciones por equipos, a priori, inferiores.

En la Liga, más allá de que la lucha no tendría que haber sido por el cuarto puesto, el Atlético no debería permitirse el lujo de quedar a 20 puntos del líder sin que haya una voz autocritica que exija que eso no pueda pasar.

A nivel individual son varios los futbolistas que deberían autoexigirse un mayor rendimiento y, sobre todo, más constancia en el mismo. Los picos de forma a lo largo de la temporada han sido demasiado desproporcionados para pelear por cosas serias. Simeone tiene que, como sea, frenar la sangría de goles encajados de estos dos últimos años y volver a hacer reconocible el carácter del entrenador.

Sólo aumentando el nivel de exigencia desde todas las parcelas del club se continuará creciendo como se hizo durante los primeros años de Simeone en el banquillo. No hacerlo sería conformarse y mantenerse en una zona de confort que sólo hace bien a la parcela económica. Se está corriendo el riesgo de perder la ilusión del aficionado y ese lujo no se debe permitir.