Catar

Borja Fernández, un Hispano de Qatar

Borja Fernández
Borja Fernándezlarazon

El asturiano Borja Fernández debutó en un Mundial de Balonmano que se celebra en Qatar con los anfitriones, que apenas tienen dos jugadores locales en su equipo.

Antes de los Hispanos, hubo un Hispano. Así apodaron a Borja Fernández en Italia, cuando jugaba, todavía, al baloncesto, sí; no al balonmano, y ese mismo nombre está tatuado en su cuerpo junto con la cruz de la victoria. El enorme pivote nació en Asturias y ayer disputó su primer partido en un Mundial... con Qatar. Ganaron a Brasil por 28-23. Es sólo uno de los ocho nacionalizados de la selección local para mostrar una buena cara en su campeonato. Pueden jugar con el país asiático si llevan tres años sin hacerlo con otra selección. Es una situación muy habitual en este deporte, aunque aquí hay ejemplos más que llamativos. Sólo dos jugadores del equipo son nacidos en Qatar. Alguno son de países vecinos, pero residentes allí. Otros son prácticamente «contratados». El último ejemplo es Saric, el portero del Barça, que, obviamente, no juega en la liga local, lo hace en España.

Sí está en el campeonato qatarí Borja, desde 2013, cuando dejó el Nantes por el Al Qiyadah, previo paso a entrar a formar parte de la selección nacional. «Es un equipo normal, los jugadores van llegando y se van integrando. Había ganas de empezar, llevamos casi dos años con el mismo bloque, preparando esto», afirma el Hispano. «Me alegro mucho por él porque se lo ha currado mucho desde que se pasó al balonmano. Es un gran tío y está teniendo la oportunidad de jugar un Mundial y quién sabe si unos Juegos», asegura Jorge Maqueda, con quien compartió equipo en Francia y que será su rival el próximo miércoles en el Qatar-España.

El pivote asturiano comenzó jugando al baloncesto. Nacido en Portigón, Asturias, en 1981 su altura (ahora 205 centímetros) le llevó a salir en varios reportajes en prensa y a llamar la atención del Joventut, equipo en el que se formó, para jugar después en Melilla, Bilbao, Italia y el CAI. Allí le fue convenciendo Valero Rivera, asesor externo del Balonmano Aragón, para que cambiara de deporte. Se quitó las rastas y pasó de ser pívot (de 2000 a 2006) a pivote. El propio Valero, que estaba convencido de que se dedicaba a la canasta sólo por su altura, ha sido quien le ha reclutado ahora para la causa qatarí después de una carrera inestable en el balonmano, por culpa de la crisis. «Lo pasó mal por problemas de impago», desvela Maqueda.

Borja Fernández, que pasó por Algeciras, Teucro, Pontevedra y Torrevieja, y que supo lo que acarrera que no te paguen una nómina, ve ahora cómo en Qatar el dinero no es problema. Según diversas fuentes, por nacionalizarse cobró 40.000 euros y su sueldo allí rozaría los 13.000 al mes. Por cada triunfo de Qatar en el Mundial cada jugador suma 100.000 euros. La cifra por ganar el oro sería muy superior a la que recibió Alemania por llevarse el Mundial de fútbol en Brasil. El cambio es brutal, como para negarse por honor, pero hay mucho más. «Jugar un Mundial es la leche, y por infraestructuras y todo puede ser el mejor de la historia. Lo voy a disfrutar al cien por cien», responde a la pregunta de si se siente como en casa. «No es raro, es sólo jugar al balonmano, que es lo que hacía antes», desdramatiza la situación. «No lo podía dejar escapar. Va a ser una superexperiencia para él», dice Valero Rivera, el internacional español, con el que también estuvo Borja Fernández en el Nantes. Eran más que compañeros. De hecho, es el padrino de su hijo. «Es una superpersona, muy amigo de sus amigos. Siempre puedes contar con él. Siempre está de buen humor, sonriendo...», lo define Valero, su rival con España el día 21. «Ya veremos, ya os diré después. Supongo que será un partido raro», admite el pivote qatarí.