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El «Niño» habló en el campo

Fernando Torres durante el encuentro frente al Celta de Vigo en el estadio Vicente Calderón
Fernando Torres durante el encuentro frente al Celta de Vigo en el estadio Vicente Calderónlarazon

Conviene retroceder unos meses en el tiempo y situarnos en el pasado domingo 4 de enero, cuando Fernando Torres fue aclamado en el regreso a su casa de toda la vida. Su presentación en el Vicente Calderón, abierto de par en par, significó el emotivo reencuentro de un futbolista en idilio permanente con una hinchada que le seguía adorando siete años y pico después de dejar el club. Hubo mucho «feeling» y casi 45.000 hinchas en el estadio que recordaron esos gestos imitando a un arquero, en homenaje a su ídolo Kiko, cada vez que el «Niño» marcaba un gol con la casaca rojiblanca. Tengo escrito que aquella jornada hubo 45.000 arqueros en el Vicente Calderón.

Rectificó el Cholo

Pues bien, cuatro meses y algunos días después el «Niño» ha multiplicado por 12 (11 goles en Liga, uno más en Champions) ese fervor de la hinchada por uno de los ídolos más queridos en la historia del club. Pero Torres afrontaba dos retos complicados: recuperar la autoestima a ojos suyos y del resto del mundo del fútbol, y ganarse la renovación. No lo tuvo fácil (ese error del Cholo erre que erre con el bien ido Jackson...), pero al final el propio Simeone supo rectificar hasta acabar aplaudiendo como un hincha más a Fernando cuando fue sustituido tras una actuación soberbia frente al Celta, gol incluido.

Pullas a Del Bosque

El «Niño» ha superado esas asignaturas pendientes, ha ganado las batallas a pulso, sonriendo y razonando con madurez fuera del campo incluso en los momentos de dudas y, lo más importante, sudando, peleando y goleando en el terreno de juego. Hay quien reclama su regreso a la Selección española y su rendimiento avala su candidatura, al margen de sus pullas a Vicente del Bosque días atrás.

Lo que está claro es que el «Niño» estaba perdido y ha sido hallado en el templo de el Vicente Calderón. Y que había vuelto para quedarse.