El regreso
El vacío de Vingegaard después de ganar el Tour
Jonas Vingegaard ha estado dos meses sin correr después de su victoria. «Sufrí una especie de bombardeo mental», dice
Jonas Vingegaard ganó el Tour y sintió la necesidad de parar. Quería tomarse un mes para descansar, pero no volvió a competir hasta el martes en el comienzo de la CRO Race que se disputa en Croacia. «Me hubiera gustado participar en el Tour de Dinamarca, pero me di cuenta de que aún necesitaba un descanso. Lo que te pasa cuando ganas el Tour de Francia es una especie de bombardeo mental. Es muy difícil hablar con los medios y los aficionados todos los días. Es genial, pero también muy agotador. Sin embargo, volví a entrenar y la sensación fue sorprendentemente buena», aseguraba antes de su regreso en Croacia.
Vingegaard, danés, renunció a participar en la mejor carrera de su país, pero antes ya había renunciado a los miles de euros que supone para un ganador del Tour la participación en los critériums que se disputan en Bélgica y en los Países Bajos.
El ganador del Tour se sentía sin fuerzas para volver a subirse a la bici. Algo que no es tan extraño como pueda parecer. «Después de conseguir algo tan grande, una meta tan importante, se produce una fatiga emocional muy grande, te quedas como vacío. Necesitas una recuperación. A nivel físico estás muerto, pero a nivel emocional, también», explica José Carrascosa, psicólogo deportivo y fundador de sabercompetir.com, una empresa que ofrece ayuda psicológica a deportistas y entrenadores de diversas disciplinas.
«Cuando un deportista está orientado a conseguir un logro como es el Tour, al conseguirlo se puede producir una sensación de vaciedad, ¿y ahora qué? Puede entrar un vértigo. Vingegaard ganó el Tour, fue disputado, él sabe lo duro que fue y él piensa “ganar otra vez es muy difícil”. Y el vértigo se produce por la responsabilidad que supone la obligación de volver a ganar. La primera vez que ganas suele llegar a través de la ilusión y de la alegría, pero de repente esa ilusión se convierte en obligación, en un vértigo tremendo de “no puedo yo con esto”», añade Carrascosa.
Eso lo explicaba el propio Vingegaard en una entrevista concedida a un diario de su país. «Durante todo un año te preparas para el Tour y de repente, se acabó, no quiero decir que te quedas vacío, pero es una sensación extraña», decía en Ekstra Bladet.
Vingegaard, un tipo muy ligado a su familia, de repente se vio atropellado por la fama y por todos los compromisos que supone. «Cuando consigues un éxito de estos, un hito reconocido, tienes compromisos, patrocinios, entrevistas, nuevas carreras... Se rompen las rutinas personales, familiares, estás muy expuesto a la opinión pública y hay personas a las que eso les puede saturar. A nivel personal se puede sentir superado si eso no le gusta», aclara José Carrascosa.
La recuperación de Vingegaard ha consistido en descansar, en alejarse de los focos y en volver a entrenar a su ritmo. «Descansé los dos últimos meses, disfruté de la vida, luego me fui a España a prepararme para estas carreras, espero que mi forma sea buena, lo veremos en las próximas semanas», aseguraba antes de volver a competir en Croacia.
Vingegaard es un ejemplo de lo importante que es saber gestionar no sólo la derrota sino también el éxito para un deportista. «Las personas somos más complejas de lo que parece y ganar no lo es todo, porque algo falta además de ganar en el caso de este ciclista. Hay que saber gestionar las derrotas y las victorias», analiza Carrascosa.
«El rendimiento óptimo pasa por un estado de ánimo, de querer disfrutar. Preguntas a la mayoría de deportistas profesionales si disfrutan y te dirán que poco. Hay mucho por hacer. Está muy estudiado», añade. Y el mejor ejemplo de esa gestión es Rafa Nadal. «Nunca habla de ganar, habla de encontrar su mejor juego. Tiene la sabiduría de saber que ganar será una consecuencia de esto. Este tipo de discursos en deporte se da muy poco. Buscar el buen juego, las buenas sensaciones, disfrutar y entender la victoria como una consecuencia es el camino más seguro para ganar, pero también para mantener una trayectoria larga en la élite. Lo demás puede ser efímero», añade.
Ahora ha vuelto a correr y ya todo está en su sitio.
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