El duelo

El Tour, del Caníbal al pescadero

El Tour, que parecía destinado a vivir bajo la tiranía de Pogacar, se entrega ahora a Vingegaard, un humano normal

Vingegaard, con Pogacar y Thomas en el podio
Vingegaard, con Pogacar y Thomas en el podioAFP7 vía Europa PressAFP7 vía Europa Press

El Tour se preparaba para vivir otra época de tiranía bajo el manto de Tadej Pogacar y se ha encontrado con un duelo entre el esloveno y Jonas Vingegaard que se puede prolongar durante años y que promete ser espectacular.

Pogacar, el hombre al que comparaban con el “Caníbal”, Eddy Merckx, ha dejado paso a la normalidad representada por Vingegaard, un joven danés que hace apenas cuatro años compaginaba el ciclismo con su trabajo primero en una una lonja de pescado y después en una conservera.

El ganador del Tour trabajaba de seis a doce de la mañana y entrenaba por la tarde cuando era amateur. Una manera de mantenerse entretenido porque solo competía los fines de semana. En aquella época sufrió también una grave fractura de fémur que le tuvo varios meses sin correr. Después de aquella lesión, cuando pudo volver a trabajar, cambió la lonja por la conservera. El pescado le ayudaba a mantener la cabeza ocupada mientras el cuerpo terminaba de recomponerse. Trabajó allí hasta el verano de 2018. En 2019 le llegó el fichaje por Jumbo Visma que le cambió la vida para siempre.

No imaginaba entonces que sería el segundo danés en ganar el Tour. El primero fue Bjarne Riis, en 1996, el mismo año del nacimiento de Jonas. No puede tener recuerdos del triunfo del primer hombre, y el último, que pudo con Indurain en el Tour, pero algo los conecta.

Riis dio el golpe definitivo a Miguel en la subida a Hautacam. Y en ese puerto pirenaico fue donde Vingegaard fue consciente de que podía ganar el Tour. «Siempre tuve la sensación de que al menos podía luchar por la victoria, pero creo que al final cuando realmente empecé a creer que era posible el maillot amarillo en París fue después de Hautacam», reconocía después de recoger el último maillot amarillo en el podio de los Campos Elíseos el domingo.

Le costaba creérselo. Él había llegado a la salida con la confianza que le daba haber sido segundo ya el año pasado, pero con la idea de permanecer a la sombra del verdadero líder del equipo, Primoz Roglic. La carrera le dejó como único jefe de su equipo, pero ha sabido responder a pesar del temor de que pasara algo que acabara llevándose por delante su ilusión de ganar el Tour. Sin embargo, la carrera que había nacido en Dinamarca, regresa a su país con el maillot amarillo sobre la espalda de Vingegaard.

«Por fin he ganado el Tour de Francia; nada puede torcerse ya. Ahora estoy aquí sentado, con mi hija en brazos, y la sensación es increíble. Es la carrera más grande del mundo, lo mejor que se puede ganar. Ya es mío y nadie me la puede quitar», aseguraba tras el final de la última etapa.

Su esposa, Trine, le ha acompañado en su carrera. Se conocieron gracias al ciclismo. Cuando Vingegaard corría con el Colo Quick, ella era la responsable de márketing de la empresa patrocinadora. Él tenía 21 años y a ella, que ya tenía 30, le pareció que tenía cara de niño. Pero cuatro años después estaban los dos con su hija en los Campos Elíseos celebrando el triunfo de Jonas en el Tour.

Ahora se prepara para descansar –no va a correr la Vuelta– y a comenzar su preparación para el Tour del próximo año. Ahora ya nadie le discutirá el liderato en su equipo. Y será Pogacar el que intente ocupar el lugar que ahora le pertenece a él. Jonas Vingegaard, ganador del Tour de 2022.