Tour de Francia

Ciclismo

A un segundo del podio

Mikel Landa se quedó a 73 milésimas de un destrozado Bardet en la crono de Marsella, que ganó Bodnar. Nadie pudo con Froome.

El ciclista del Team Sky Christopher Froome, vestido con el maillot amarillo que le acredita como líder del Tour de Francia.
El ciclista del Team Sky Christopher Froome, vestido con el maillot amarillo que le acredita como líder del Tour de Francia.larazon

Mikel Landa se quedó a 73 milésimas de un destrozado Bardet en la crono de Marsella, que ganó Bodnar. Nadie pudo con Froome.

Sobre el renovado y modernísimo Orange Velodróme de Marsella, donde el calor aprieta y lo que apetece en realidad es sumergirse en las cristalinas aguas mediterráneas al lado del estadio, Romain Bardet apura los últimos minutos antes de deslizarse por la rampa de salida de la crono definitiva del Tour. Los rodillos ahí no entran. Los ciclistas calientan bajo las sombras de sus autobuses, fuera del estadio, y llegan minutos antes de la hora fijada para tomar la salida, pero Bardet, igual que después hace también Urán, se lo ha llevado hasta allí. Quiere aprovechar cada segundo para tener las piernas preparadas. En el cuadro de la impresionante cabra del francés, su marca de bicicletas le ha puesto un acicate. Una frase definitoria. «Toma el riesgo o perderás la oportunidad». Lo dice todo de las intenciones del bravo francés.

A su lado, poco antes ha tomado ya la salida Mikel Landa. Que ni se ha llevado el rulo a la rampa de salida ni tiene lemas escritos en su Pinarello. Al alavés solo le hace falta lo mismo que durante todo este Tour: las piernas tan fantásticas que tiene y que han estado estas tres semanas amarradas con grilletes para ayudar al líder. Ayer, no. Ayer podía volar libre. Es lo que tienen las contrarreloj. Son una lucha en la que el enemigo es uno mismo. Mikel salta al ruedo como poseído por la rabia del que se sabe superior, pero no ha podido demostrarlo porque no le han dejado hacerlo. Y toda esa impotencia estalla en una crono que le dejó a un solo segundo de subir esta noche al tercer cajón del podio de París.

Nunca en un segundo cupo tanta desolación. En menos aún. 73 centésimas. Es lo que le bastó a un Bardet completamente roto y destrozado, que no tomó el riesgo porque no pudo, de hecho, casi ni siquiera era capaz de pedalear. Las cronos en el ciclismo son como un juego de póquer. A veces las sensaciones que se transmiten engañan. El único que porta la verdad es el reloj. Pero ayer, ni las sensaciones ni las agujas emitían buenos augurios para el líder del AG2R. En la explosiva subida de Notre Dame de la Garde, Bardet se dejaba ya 44 segundos con Mikel Landa. Medio minuto le bastaba para entrar en el podio.

Pero los 22’5 kilómetros de contrarreloj a Mikel se le quedaron cortos. Casi igual que a Chris Froome, para quien la etapa fue un paseo triunfal, uno más. Perfectamente acoplado, inmóvil sobre la bicicleta. Una máquina perfecta. No dio ni siquiera una opción mínima de esperanza a Rigoberto Urán, que se alzó a la segunda plaza, ni mucho menos al destrozado Bardet, al que por muy pocos metros no llegó a doblar. Ellos subirán hoy al podio en los Campos Elíseos.

La etapa fue para Maciej Bodnar, del Bora, seguido de Kwiatkowski y el propio Froome, a seis segundos del triunfo en la penúltima jornada. Ninguna victoria parcial se llevará junto al cuarto jersey amarillo que esta noche portará en París. No es poco premio, teniendo a su lado las piernas más fuertes del Tour. Las de Mikel Landa, que se quedaron a 73 milésimas de subir al podio.