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Convivir con el dolor

El problema crónico que sufre Nadal en las rodillas, y que le hace parar de vez en cuando, se cruzó en su camino en Nueva York

Nadal fue tratado en su partido de semifinales contra Del Potro / Efe
Nadal fue tratado en su partido de semifinales contra Del Potro / Efelarazon

El problema crónico que sufre Nadal en las rodillas, y que le hace parar de vez en cuando, se cruzó en su camino en Nueva York.

«Es lo de siempre, el tendón», decía Rafa Nadal, visiblemente fastidiado. Todavía no se había hecho ninguna prueba, pero el dolor que sintió en la rodilla derecha en las semifinales del Abierto de Estados Unidos contra Del Potro, que le obligó a abandonar (perdía 7-6 y 6-2), le resultó familiar. Es su pesadilla particular, con la que ha tenido que convivir durante parte de su carrera y la que le hace tener parones de vez en cuando. En 2012 fue, quizá, uno de los más dolorosos, ya que no pudo acudir a los Juegos Olímpicos de Londres, en los que iba a ser el abanderado, después de haber perdido en Wimbledon ya con sus articulaciones dañadas. Ahí hizo público que padece una enfermedad crónica conocida como síndrome de Hoffa, que es una inflamación por detrás del tendón rotuliano que aparece de vez en cuando. Descubrió la manera de combatirla, a través de la inyección de factores de crecimiento, que se obtienen al sacarle su propia sangre y centrifugarla. La mejoría del tenista ha sido notable. Puede volver a competir y ha tenido regresos gloriosos, como, por ejemplo, el de este año. El problema es que una vez sanada la zona, con la acumulación de esfuerzo y de partidos el mal se regenera y tiene que volver a empezar.

El año pasado, por ejemplo, que fue fantástico para él con la conquista de Roland Garros y el Abierto de Estados Unidos, pero no lo pudo terminar por estos problemas en la rodilla. Esta temporada ha intentado cuidar más el calendario, primero por obligación y después por prevención. En el Abierto de Australia se dañó en el psoas ilíaco y no pudo acabar su duelo de cuartos contra Cilic. Paró toda la parte de pista dura, para volver en el tramo de la tierra batida y arrasar. En hierba también tuvo un rendimiento bueno, derrotado en Wimbledon sólo por el mejor Djokovic en una épica semifinal. Con el regreso de la superficie dura, Nadal ganó en Toronto y decidió no acudir a Cincinnati para estar bien en Nueva York. Pero, y pese a que lleva 49 partidos, pocos para él a estas alturas de año, la rodilla le ha traicionado de nuevo. Lo único bueno es que ya conoce el camino. Su fecha de vuelta es una incógnita aún, aunque para la Davis la próxima semana está casi descartado. La salud es lo primero, como en las últimas campañas.