Fútbol

El dato negativo que el Sevilla quiere evitar ganando al Lens en la Liga Europa

Si los de Diego Alonso no derrotan a los franceses, quedarán fuera de toda competición europea en la fase de grupos, algo que no ocurre desde hace quince años

Los jugadores del Sevilla, en el entrenamiento previo al choque con el Lens
Los jugadores del Sevilla, en el entrenamiento previo al choque con el Lens@SevillaFC

La situación es como sigue: si el Sevilla no gana este martes en Lens, quedará fuera de toda competición europea en la fase de grupos, algo que no ocurre desde hace quince años. En diciembre de 2008, los sevillistas perdieron por la mínima contra la Sampdoria en Génova y no pasaron a las eliminatorias de la Copa de la UEFA, aunque el equipo que entonces adiestraba Manolo Jiménez aprovechó el descanso intersemanal para subirse al podio de la Liga, igualando la mejor clasificación del último medio siglo de su historia. Hoy, los de Diego Alonso están atornillados en la mitad baja de la tabla y miran con recelo al tercero por la cola, que no anda lejos. Con ser grave el estropicio deportivo, que lo es, peor sería el económico. En su último curso como presidente, Pepe Castro había presupuestado el pase a los octavos de la Champions, ingreso suculento que ya está descartado. Quedarse sin el premio de consolación de la Europa League supondría un déficit en las cuentas del ejercicio 23/24, que vendría a engrosar los más de ochenta millones de pérdidas acumuladas en el último trienio. En el clima de guerra civil societaria en el que arde el Sevilla, este nuevo rejonazo sería un bidón de gasolina en manos de Del Nido Benavente, pirómano en jefe, que usaría como mecha el desencanto de la afición.

«Es un partido vital que afrontamos con catorce bajas. Es lo que hay. Hay que venir a morir y a defender el escudo del Sevilla», arengó el presidente en su llegada a Francia. Porque Diego Alonso, que en doce partidos en el cargo sólo ha ganado a dos rivales de Regional en Copa, compondrá hoy su alineación con un cúmulo de bajas impresionante: Januzaj y Marcao no fueron inscritos para la competición europea; Ocampos está sancionado; y los lesionados son una legión con la que podría confeccionarse unonce titular con alto valor de mercado: Nyland, Jesús Navas, Badé, Nianzou, Acuña, Joan Jordán, Fernando, Suso, Lamela, Lukebakio y Mariano. Ausentes todos ellos, la convocatoria se reduce a los 18 futbolistas de antes del covid, once profesionales y siete chavales del filial.

Además de capitidisminuido, el Sevilla estará solo en el Félix Bollaert, ya que los recientes disturbios causados en Francia por diversos grupos ultra –con asesinato incluido de un hincha del Nantes– ha llevado al ministro del Interior, Gerald Darmanin, a prohibir el acceso de sevillistas al partido. Castro se ha revuelto contra la medida, tremendamente restrictiva, tildándola de «atrocidad» pero lo cierto es que el prontuario delictivo de los Biris, los seguidores radicales del club hispalense, recomienda prudencia: ayer mismo, la Policía Nacional detuvo a 28 integrantes de esta peña por una pelea multitudinaria que se produjo en septiembre con sus homólogos de Osasuna.

¿Qué queda? Pues queda la mística europea del Sevilla, que peor estaba hace año y terminó levantado su séptimo trofeo continental. Sobre ese rescoldo de grandeza quiere reconstruirse un equipo empequeñecido por los malos resultados, la plaga de bajas y la ineptitud de un entrenador despistado cual pulpo en gasolinera. En otro tiempo, comerle la merienda al Lens –el equipo con peor coeficiente UEFA de toda la fase de grupos– habría sido un juego de niños. Hoy se antoja una tarea hercúlea en cuyo éxito no creen ni los más optimistas.