Pekín
Del oro al desierto
A menos de un año de los Juegos, sólo Miguel Ángel López salvó a España de los peores resultados de su historia
A menos de un año de los Juegos, sólo Miguel Ángel López salvó a España de los peores resultados de su historia
Un oro de una estrella mundial, la única de la que puede presumir el atletismo español, Miguel Ángel López, y una plaza de finalista de la mejor atleta nacional de todos los tiempos, Ruth Beitia. El Nido de Pekín ha dejado a nuestro atletismo tiritando a menos de un año de los Juegos de Río. Poco más se puede esperar para la cita olímpica que lo que aporten el marchador y la saltadora. Miguel Ángel López llegará a Brasil en busca de la triple corona; Beitia perseguirá la única medalla que le falta y por la que está dispuesta a seguir peleando con 37 años. Al resto (una generosa clase media, como se les califica desde la Federación), al menos habrá que exigirles que compitan. Algo que no ha hecho en Pekín nadie más que Jesús Ángel García Bragado, que fue campeón del mundo hace 22 años en Stuttgart. Con 45 años y en su duodécima presencia mundialista fue noveno en los 50 kilómetros marcha. Desde la Federación se habla de suspenso generalizado, una valoración que contrasta con el par de medallas y diez finalistas que auguraban las quinielas más optimistas «vendidas» hace apenas dos semanas desde la propia RFEA.
Ramón Cid, director técnico, lo tiene muy claro: «Ha sido una actuación, en general, muy floja, La mitad de los 40 atletas ha estado claramente por debajo de las expectativas». El oro de Miguel Ángel López en la segunda jornada parecía la catapulta perfecta para que el equipo se asentara, se olvidara de la presión y, al menos, compitiera acercándose a sus mejores marcas, pero... Fueron pasando los días y a todo el mundo le venían grandes las clasificaciones. Un semifinalista en 800, otro en 1.500, el décimo séptimo puesto de Sandra Aguilar en maratón... Hasta el penúltimo día no llegó Beitia para volver a pelear por un metal y terminar quinta. Las intenciones de la cántabra eran pelear por lo máximo, pero se quedó en 1,99, a dos centímetros del oro.
Del medio fondo no ha habido señales, en los concursos nadie ha estado a la altura, los nacionalizados no han aportado... España ha ofrecido en Pekín unos números similares a los de Daegu 2011 y Moscú 2013 y eso emparenta al equipo con los peores balances de su historia. «Tenemos bastante clase media pero poca aristocracia, que es la que luce en unos Mundiales. Me salían cuatro o cinco finalistas y dos medallas, pero eso es lo que salía sobre el papel con una gotita de optimismo. La imagen que se ha dado es peor de lo que es el atletismo español, porque tenemos muy buenos jóvenes y una buena densidad», asegura Ramón Cid.
En unos Mundiales que han tenido el nivel medio más elevado de los últimos campeonatos, a España sólo le ha salvado el oro de López. Quizá, como asegura Cid, haya que pensar en Tokio 2020.
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