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Real Madrid

Detrás de las estrellas

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Son futbolistas importantes en sus equipos y queridos por la hinchada, pero no tienen sitio en el once de gala para el Real Madrid-PSG de esta noche. Buscarán decidir desde el banquillo

Isco: La magia busca su sitio

Quiero que se quede aquí toda la vida y, no, no es más fácil cambiarlo a él que a otros». Es Zidane hablando de Isco, futbolista con una magia especial a la vez que eterno sospechoso para algunos. No para la grada del Bernabéu, que en el último partido le dedicó una ovación cuando salió a calentar. Nada es definitivo cuando se refiere a él. No es titular del todo, pero tiene su sitio en ese once de Cardiff que levantó la duodécima y marcó en el Calderón después de una maravilla de Benzema. Tampoco es suplente, aunque el curso pasado guió al Real Madrid hacia la Liga en ese «plan B» que tan bien funcionaba gracias a él en gran medida. Isco no es una cosa ni la otra, habita en el limbo de los jugadores con magia, que viven de su inspiración y tienen tardes que no están para nadie. Hoy, con Bale muscularmente perfecto, empezará en el banquillo, como otras muchas veces, lo que no significa que no vaya a ser decisivo. La política de Zizou dice que todos son importantes, y sólo deben esperar a que llegue su momento, que puede ser media hora o el último minuto.

Isco es el jugador número 12, acostumbrado a trabajar sin balón desde los tiempos de Ancelotti, que le explicó, junto a James, que sin sudor la calidad de ambos no era tan decisiva y tendrían menos opciones. Los dos se pusieron inmediatamente a correr. El Madrid soltó al colombiano para quedarse con el malagueño, que incluso sin muchos minutos enamoró a Lopetegui. «Me gusta, aunque juegue poco», decía el seleccionador, que confió en él y el mediapunta le recompensó con una actuación estelar en la goleada ante Italia.

Con su club, le ha costado más que el curso pasado ser influyente, aunque ha jugado 32 partidos y sólo Cristiano, Bale y Asensio han marcado más goles que él (7). Zidane cuenta con él y un poco de Isco puede ser mucho.

Di María: El ida y vuelta sin fin del Fideo

Con Ángel di María los equipos juegan con doce. Esos pulmones que le permiten ir y volver eternamente le hacen valer por dos. Es un atacante que defiende algunas veces y, otras, un jugador de contención capaz de salir al contragolpe. Pocos futbolistas de la plantilla del PSG están en mejor forma que el argentino, pero para el día más decisivo hasta el momento, Emery duda si el Fideo tiene sitio. El técnico vasco lo ve como un delantero y, en esa ecuación, la entrada de «Angelito» supondría tener que sacrificar a una de las estrellas del tridente, algo que no parece probable después del dinero desembolsado por el jeque que está al mando.

Di María no es una estrella, pero los que lo son le quieren a su lado en el campo. Ya ha jugado con la camiseta parisina en la que fue su casa. Un partidazo hizo el día en el que el Real Madrid ganó con un gol casi sin querer de Nacho. Fueron cuatro temporadas de blanco, las tres de Mourinho y la primera de Carlo Ancelotti. Su espíritu incansable y ese tobillo izquierdo capaz de doblarse hasta lo físicamente imposible le dieron un papel protagonista en aquella final de Copa del Rey ganada al Barça de Guardiola en la prórroga. Se acababan las fuerzas, pero Ángel rescató un pase de Marcelo para ponerlo en la cabeza de Cristiano y el portugués, en la portería de Pinto.

Ancelotti le inventó un lugar nuevo en el campo dándole el carnet de interior. Más centrocampista y menos extremo, el sitio ideal para que su despliegue físico le permitiera estar en todas partes. En esa posición tendría una opción hoy, aunque nunca ha jugado así desde que está a las órdenes de Emery. Con la grada del Santiago Bernabéu tuvo sus más y sus menos. El momento más crítico, cuando se «acomodó» camino de la banda al ser sustituido en un partido ante el Celta. Después ganó otra Copa, la Champions y el corazón de la afición, que lloró su adiós.