Tenis

Djokovic resucita y puede con Alcaraz en Cincinnati

El serbio levantó una bola de partido en el segundo set después de tener problemas por el sofocante calor y se impuso por 5-7, 7-6 (9/7) y 7-6 (7/4). Las casi cuatro horas de final son el anuncio de lo que podría estar por venir en el próximo US Open

Alcaraz ejecuta un servicio en la final de Cincinnati ante Djokovic
Alcaraz ejecuta un servicio en la final de Cincinnati ante DjokovicMARK LYONSAgencia EFE

El reencuentro entre Djokovic y Alcaraz después de la final de Wimbledon se tradujo en una batalla épica en la final de Cincinnati. Ganó el serbio por 5-7, 7-6 (9/7) y 7-6 (7/4) después de 3 horas y 50 minutos de tenis sin tregua. Djokovic estuvo medio muerto entre el primer y el segundo set por el asfixiante calor en la ciudad del estado de Ohio. La sensación térmica de 38 grados en la pista tuvo al de Belgrado al borde del KO en el segundo set. Salvó una bola de partido y resucitó. Era la primera vez que se medían en pista dura, la primera vez desde la final en Londres, y esa primera vez fue para el de Belgrado. Más que el título y la forma en que llegó, que también, lo que interesa son las secuelas que puede arrastrar este partido para uno y para otro. El equilibrio y la igualdad son máximos. El balance entre ambos es 2-2 y en Nueva York sólo se medirían en una hipotética final.

Djokovic olió sangre en el sexto juego, en el único momento de flaqueza de Alcaraz, y sumó un break en blanco. Fue un impulso momentáneo porque Carlitos se mantuvo impertérrito y le devolvió la rotura de inmediato. De pronto al serbio se le cruzaron los cables. Empezaron los gestos extraños. Miró a su palco y pidió una poción mágica, uno de esos potajes para vitaminarse y mineralizarse. Cuando lo recibió en el descanso antes del décimo juego, con 41 minutos de partido, se percató de que lo que le habían preparado no era de su gusto. Fue tajante, cortante incluso y a gritos desde su silla soltó: "¡¡¡Creatina!!!". Alcaraz estaba tan tranquilo con la toalla de hielos rodeándole el cuello. El serbio se desquició y entregó el set cuando había estado equilibrado antes de su crisis.

A Carlitos le funcionó la derecha, fue agresivo, sin necesidad de precipitarse, y el saque le respondió con una solidez como no lo había hecho hasta ahora en toda la semana. Tampoco necesitó apelar a un castizo "¡Echale huevos!" que se escuchó en la central. Fue ordenado, sólido y aprovechó el ataque de nervios del balcánico para tomar el mando.

Nole se fue a vestuarios antes del comienzo del segundo parcial, pero sus sensaciones no mejoraron. El serbio dio más pistas de su malestar en el tercer juego. Cometió tres dobles faltas, poco menos que regaló su servicio y se fue a la silla con un aspecto inquietante. Apareció el médico y le tomó la tensión. Su rostro reflejaba agobio, estaba enrojecido, acalorado, resoplaba y volvió a la pista por detrás en el marcador. ¿La solución para que hubiera partido? Que Djokovic empezara a buscar golpes ganadores con desesperación y que la táctica le funcionara. Así dispuso de una bola de break en el cuarto juego que Alcaraz resolvió. La final tomó una vía extraña porque Carlitos no tenía muy claro qué había realmente en el otro lado de la red. Y el desconcierto aumentó cuando Nole fue capaz de igualar el set con un break (4-4). "Relaja y seguimos. Vamos, vamos", era el consejo de Ferrero. Pero el de Belgrado llegó a ponerse por delante. Apretaba el puño, volvía a estar en el partido. Tanto que Alcaraz hasta agradeció alcanzar el tie-break. "Estás para estos momentos", le dijo Ferrero. El problema es que el serbio también lo estaba. Había resucitado. En el desempate hubo de todo. Djokovic amenazó con escaparse, Carlitos dispuso de una bola de partido, Ferrero advirtió a su pupilo que "está muy atento al servicio abierto"... y tanto. Djokovic redujo el cupo de errores para igualar la final.

Alcaraz reclamó la presencia del fisio para vendarse el dedo medio de la mano derecha. La final ya se disputaba en todos los terrenos. Carlitos sofocó el primer intento de rebelión del serbio en el quinto juego al salvar dos bolas de break. En el séptimo fueron cinco y Nole no lo dejó escapar. La resurrección de Djokovic era un hecho. Se agarró a su servicio para poner a Alcaraz al borde del abismo. El número uno salvó dos bolas de partido con su servicio. El desafío era "gáname tú". Y el serbio tampoco pudo concretar las dos bolas de partido que tuvo con su servicio. Carlitos fue capaz de volver a equilibrar la final y se garantizó el tie-break. Era la única forma posible de cerrar una de las finales más peleadas del año y la más larga en la historia del torneo. Djokovic aceptó el reto del desempate después de casi hora y media de pelea en el tercer set. Se situó 3-0 y Alcaraz hacía gestos que evidenciaban molestias en la zona del vendaje de la mano derecha. Aún así fue capaz de equilibrar el tie-break, pero Djokovic ya no cometió más fallos. Y terminó levantando el título en Cincinnati, aunque a Nueva York llegará Carlitos como número uno. Como aperitivo para una hipotética final del próximo Abierto de Estados Unidos no estuvo mal.

Gauff, campeona en Cincinnati

La estadounidense Coco Gauff, de 19 años, se ha proclamado campeona del torneo de Cincinnati, el primer WTA 1.000 de su carrera, tras ganar por 6-3 y 6-4 a la checa Karolina Muchova. Gauff, número siete del ránking mundial, necesitó una hora y 56 minutos para ganar a Muchova, número 17, y conquistó su tercer título de la temporada, tras los de Auckland y de Washington. La jugadora estadounidense, que luce ahora cinco títulos en su palmarés, devolvió este torneo a su país por primera vez desde 2019, cuando lo ganó Madison Keys.