Atletismo
España, futuro optimista
Las diez medallas logradas en Berlín son el tercer mejor resultado de su historia en los Europeos. La sensación es que el equipo, joven, irá a más
Las diez medallas logradas en Berlín son el tercer mejor resultado de su historia en los Europeos. La sensación es que el equipo, joven, irá a más
Pese a que no lograron el éxito todos los que se esperaban (siempre hay un margen de imprevisibilidad, es deporte), el resultado de España en unos Europeos en los que tenía depositados mucho optimismo y positivismo ha sido bueno. De notable al menos, lo que quiere decir que lo que años atrás parecía un enfermo, tiene mejor cara, está sanando. Las diez medallas son el tercer mejor resultado de su historia, sólo superadas por las 15 de Múnich 2002 –varias con asterisco– y las 11 de Gotemburgo 2006. Respecto al último campeonato son dos más en número, aunque las logradas en Ámsterdam hace dos años tuvieron más valor. Pero la comparación no es del todo válida, porque 2016 es año olímpico, los Juegos son la prioridad y al Europeo no siempre van los mejores o si van lo hacen sin estar en al máximo pico de forma.
Lanzamientos
Con nueve atletas participantes, ninguno alcanzó la final. Se necesita mejorar.
Saltos
Ana Peleteiro se ha instalado definitivamente en la élite. Tiene sólo 24 años y su margen de mejora es grande en el triple salto, una prueba, por otro lado, de un nivel altísimo a nivel internacional. Además, la gallega es ambiciosa, ya que el bronce le gustó, pero tampoco la volvió loca porque se quedó a once centímetros de su marca. Pablo Torrijos peleó en la final masculina, en la que rozó el podio. Se echa de menos a Eusebio Cáceres en longitud, que renunció por problemas físicos. La pértiga, mal. En altura ni siquiera había inscritos.
Fondo y mediofondo
El último día, las dos medallas por equipos en maratón, en hombres y mujeres, indican que hay mucha materia prima. En 10.000 se vio a un buen Adel Mechaal en un año en el que ha tenido lesiones, pero luego lo pagó en el 5.000. Seguirá peleando, como Saúl Ordóñez, decepcionado porque llegaba a la capital alemana tras haber logrado el récord de España de 800, una prueba en la que, como dicen los protagonistas, es casi más difícil la semifinal que la final. Allí se quedó Saúl. Álvaro de Arriba estuvo en su sitio, séptimo. Una final de 1.500 sin españoles era impensable hace años, pero esta «crisis» viene de lejos. Marta Pérez y Esther Guerrero sí disputaron la final del «milqui».
Velocidad
«Ahora nos conocen, quedan dos años para los Juegos de Tokio y un país sin tradición en la velocidad como es España ya está ahí», afirmó Samuel García tras la final de 4x400. Que en esa prueba se lograra un bronce que se considera agridulce es sinónimo de que algo ha cambiado. Sólo el pinchazo de Hortelano al final privó al equipo de un nuevo oro y de una marca estratosférica, alrededor de 2:58, algo que si consiguen les permitiría soñar con algo grande no sólo en Europa, también en un Mundial o los Juegos. Bruno, además, se quedó a una centésima de las medallas en el 200. Estuvo en su tiempo, muy cerca del récord nacional, pero la pequeña sensación de desencanto fue porque hasta él mismo pensaba que podía rebajar algunas centésimas su marca. Todo en él ha estado condicionado hasta ahora por los dos años sin competir tras el grave accidente de coche que sufrió. Esta temporada ha sido como pasar página para seguir creciendo. Tiene en sus piernas marcas por debajo de 20 segundos. Husillos, en 400, no hizo un buen registro en la final.
Combinadas
Todos miran a María Vicente para el futuro. Su progresión con 17 años es fantástica.
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