Eurocopa

España regresa a Larnaca, la tumba deportiva de Clemente, 25 años después

La derrota contra Chipre en 1998 marcó el final de Javier Clemente como seleccionador. «Esto ha cambiado mucho para bien», dice De la Fuente

Carvajal y Joselu, en la última sesión de entrenamiento
Carvajal y Joselu, en la última sesión de entrenamientoPablo García / RFEF

Chipre firmó el final de Javier Clemente como seleccionador. Han pasado algo más de 25 años desde que aquella derrota (3-2) en Larnaca que llegó después de la ruinosa actuación de España en el Mundial de Francia 98.

Era el 5 de septiembre de aquel año y España sufrió su única derrota en la historia contra los chipriotas con un equipo contra natura para Clemente. Con muchos delanteros, pero también con muchos defensas. Sin centrocampistas, un trámite innnecesario para el antiguo seleccionador. De aquellos años quedó la expresión «patapum p’arriba» que Clemente nunca dijo pero que convirtió en viral cuando la viralidad no existía su guiñol de Canal Plus.

«Vete ya», «Nos dais vergüenza», con fotos de Clemente y de Villar o un pulgar hacia abajo y el nombre del seleccionador fueron las portadas de los periódicos deportivos al día siguiente. España comprometía su clasificación para la Eurocopa de 2000 y el ambiente ya era irrespirable.

Una relación que ya había comenzado torcida. Clemente ya había tenido roces con demasiados periodistas, especialmente cuando fue entrenador del Atlético de Madrid, y las críticas no tardaron en llegar. «Si no ganamos a Letonia será un fracaso», dijo antes de su debut contra los letones en un partido de clasificación para el Mundial 94. España empató a cero en Riga y un diario tituló la crónica: «Historia de un fracaso». El 0-0 se repitió contra Irlanda del Norte como visitante y contra Irlanda como local y el titular tuvo secuelas. «Historia de un fracaso (II)» e «Historia de un fracaso (III)» tituló el mismo diario.

Esos titulares no llevaron a ningún redactor a pelearse con el seleccionador, como sucedió con otro periodista durante la Eurocopa 96. Guillermo Amor estaba hablando para una radio después de un partido y Clemente le tiró el micrófono al periodista, que respondió a puñetazos. Después el seleccionador pidió perdón. «Estaba muy nervioso por el partido y porque llevo cinco años aguantando. He explotado», decía.

El partido contra Chipre lo dinamitó aquella situación insostenible, que tenía al país futbolístico dividido entre «clementistas» y «valdanistas» y entre partidarios de García y partidarios de De la Morena.

Con la marcha de Clemente llegaron la paz a la selección y Camacho al banquillo. En el partido de vuelta España goleó a Chipre (8-0) en el estadio de El Vivero en Badajoz con seis jugadores de los que habían sufrido la derrota en Larnaca.

«Me entra un escalofrío. Recuerdo que como aficionado supuso una mala noticia. Esto ha cambiado mucho para bien», dice antes de enfrentarse a Chipre otra vez el seleccionador Luis de la Fuente, que ganó dos Ligas y una Copa con el Athletic con Clemente en el banquillo.

«Nada es seguro. Todos los partidos son complicados, pero lo que quiero comentaros es que el plan de partido que tenemos es ir a ‘‘revientacalderas’’. Vamos a ir al máximo de nuestras posibilidades, vamos a ir con todo. Tenemos que dejar sensación de equipo potente y poderoso, no valen medias tintas. A veces se hacen feos partidos atractivos porque no se afrontan con la intensidad necesaria. Pero eso no va a pasar», reflexiona sobre el encuentro contra los chipriotas.

La situación de España, como dice el seleccionador, es muy diferente ahora. Diez años después de la derrota contra Chipre España ganó su segunda Eurocopa y comenzó un ciclo triunfal como no ha habido otro en la historia del fútbol, con un Mundial y otra Eurocopa. Ahora España es campeona de la Liga de Naciones y ya tiene asegurada la clasificación para la Eurocopa del próximo verano en Alemania.

De la Fuente comenzó la clasificación de manera parecida a como acabó su ciclo Clemente. Su segundo partido fue una derrota en Escocia y la crisis amenazaba. Pero el seleccionador no es Clemente y tampoco Luis Enrique. Ese fue su problema, el currículum con el que llegaba generaba desconfianza. Pero tiene un carácter pacificador y una selección que gana.

«Nosotros damos mucha importancia a estos partidos [contra Chipre y contra Georgia]», advierte. Partidos que, como demuestra la historia, pueden acabar con la carrera de un seleccionador.