Natación

Dos medallas en peligro para Río

Las nadadoras del equipo español de natación sincronizada, durante su ejercicio en la final de rutina combinada
Las nadadoras del equipo español de natación sincronizada, durante su ejercicio en la final de rutina combinadalarazon

España se cae del podio de la sincronizada, con seis quintos puestos, después de diez años en la elite.

Diez años después, España se cayó del podio de la natación sincronizada. La última vez que sucedió algo así en las pruebas de equipo de este deporte fue en los Juegos Olímpicos de Atenas, en 2004. A partir de entonces, en todas las grandes competiciones, llámense Mundiales, Europeos o Juegos, España siempre estuvo en el cajón de las privilegiadas... hasta Kazán 2015. Seis quintos puestos (cinco en equipos y dúo, las pruebas que repartirán los «premios» en Río) dejan un panorama preocupante para uno de los mayores viveros de medallas olímpicas del equipo nacional en los últimos tiempos (una plata y un bronce en Londres 2012, dos platas en Pekín 2008), pese a que, no olvidemos, sigue siendo un deporte minoritario en España, con apenas 800 licencias por las miles de Rusia o China. Queda un año para Río y mucho que mejorar. «Es dura la situación», resume Ona Carbonell, la capitana, que sí ha brillado en Kazán con su plata en solo técnico y su bronce en solo libre, disciplinas que no son olímpicas. No participó en las pruebas por equipos para descansar, pero el año que viene sí lo hará. Será el mejor refuerzo.

Japón y Ucrania han dado un paso adelante y han desbancado de su sitio a España, que hasta ahora peleaba en las grandes citas con China por ser segunda, pues Rusia es la indiscutible dominadora. Con esos quintos puestos, los fantasmas del pasado reaparecen en la figura de Anna Tarrés. La ex seleccionadora, parte muy importante de los éxitos y del crecimiento de la sincronizada en España, fue despedida en 2012 tras estallar la polémica por sus supuestos métodos abusivos con las niñas en los entrenamientos. Se abrió el gran debate de hasta dónde está el límite para formar un deportista de élite. Ella terminó en la calle, aunque ha ganado a la Federación Española un juicio por una indemnización que le era negada (de 383.000 euros). Tras su marcha, España siguió en la élite en el Mundial de Barcelona, en 2013, con Esther Jaumá como entrenadora, pero a la segunda ha perdido y Tarrés aprovecha. «No he presenciado ningún entrenamiento, pero lo que sí se ve es que las chicas no van tan altas ni están tan fuertes ni van tan sincronizadas (como antes)», afirma en una entrevista a Efe quien ahora colabora con Francia. Ona Carbonell y Gemma Mengual (la pionera en la época de Tarrés y en la actualidad miembro del equipo técnico español) no creen que haya habido un bajón en la exigencia. «Ahora hacen cosas que yo no hacía. Trabajan más horas, hay más exigencia física y todo este trabajo dará sus frutos», asegura Mengual. Para Tarrés, España ha perdido su estilo: «No tiene el mismo nivel de ejecución y de perfección en las coreografías. Se nos vendió –la Federación– que podíamos conseguir los mismos resultados o mejores con otro estilo», insiste la ex seleccionadora. Desde 2014, el cambio de normativa parece premiar más la dificultad de las figuras que la impresión artística del ejercicio, aspecto en el que España destaca. Esta variación puede haber desconcertado al equipo nacional y haberle llevado a dar un poco de lado lo que siempre fue su punto fuerte. En Kazán han aprendido por dónde tiran los jueces y que la impresión artística sigue teniendo su peso, pues fue importante para que Ona ganara sus medallas. «Hay que seguir por este camino y los resultados acabarán saliendo de una manera o de otra», afirmó la capitana, que también adelantó que para Río se harán modificaciones en la rutina técnica por equipos y en las dos de dúos.

«Las medallas no están tan lejos», dice, optimista, Fernando Carpena. En Kazán se han quedado a 1,5-2 puntos de media del bronce. El presidente de la RFEN admite que si los Juegos fueran este año no habría opciones de podio, pero cree que España puede acelerar el proceso de mejora para estar preparada para Río. En una cosa sí estuvieron de acuerdo Ona, Tarrés y Carpena: «Esto se soluciona con autocrítica».