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El escudo del Athletic que se esconde en una iglesia extremeña y que ordenó investigar Franco

En 1972, el cantero de Trujillo Antonio Serván ‘El Rana’ desafió al Régimen esculpiendo la insignia del club bilbaíno en uno de los 52 capiteles del campanario románico de la localidad.

El escudo del Athletic esculpido por Antonio Serván 'El Rana'.
El escudo del Athletic esculpido por Antonio Serván 'El Rana'.Via:TwitterLa Razon

El fútbol no solo nos deja goles, jugadas para enmarcar, paradones o títulos, también esconde un sinfín de historias que merecen ser rescatadas y ésta sin duda es una de ellas.

La Iglesia de Santa María la Mayor de Trujillo, en la provincia de Cáceres, es una iglesia románica del siglo XIII y tiene una historia marcada por reconstrucciones y reformas. Posiblemente en la misma zona se encontraba la mezquita alhama de Torgiela musulmana que se utilizó hasta el siglo XIII y durante la reconquista cristiana se consagró a Nuestra Señora de la Asunción (1232). Posteriormente fue reconstruida y ampliada en los siglos XV y XVI. Pero la reconstrucción que quedaría grabada en la historia del fútbol tuvo lugar en 1972.

Hijo ilustre de la localidad

En la lista de hijos ilustres de la ciudad cacereña de Trujillo se encuentra Antonio Serván El Rana, un cantero que en 1972 desafió al Régimen y elevó a los cielos a su ciudad natal y a su equipo de fútbol: el Athletic Club. Nunca imaginó que esculpir el escudo de su club en uno de los 52 capiteles de la Torre Julia, el campanario de la iglesia románica de Santa María la Mayor de la localidad, le llevaría a figurar en las páginas de los diarios de la época, a ser objeto de debate en el consejo de ministros de Franco y, sobre todo, a conocer a su ídolo, el portero José Ángel Iribar, El Chopo.

El campanario de la Iglesia de Santa María la Mayor de Trujillo es un edificio del siglo XIII muy castigado por el paso del tiempo, hasta el punto que hubo de ser reconstruido en el siglo XVI en estilo gótico prácticamente en su totalidad. En 1871 el campanario tuvo que ser demolido; a fines del siglo XX se decidió reconstruirlo, siguiendo fielmente grabados y fotografías de época. Sin embargo, el escudo del Athletic Club aparece esculpido a modo de capitel en su estructura. Tal como el astronauta o el dragón que come un helado que aparecen en la Catedral Nueva de Salamanca, es un añadido reciente: Antonio Serván, el artesano a cargo de realizar los 58 capiteles en piedra, decidió hacer del equipo de sus amores el colofón de su obra.

En 1971 la Dirección General de Bellas Artes decidió reconstruir los dos cuerpos superiores de la torre románica, demolidos por el Ayuntamiento de la localidad un siglo antes tras quedar muy dañada por los terremotos de Lisboa (Portugal) de 1521 y 1755. Y se pusieron manos a la obra con el cantero local Antonio Serván El Rana, que que era quien dirigía a un pequeño grupo de escultores, trabajaba bajo una lona al lado de la iglesia. Allí esculpía los ornamentos y se encargaba de la decoración de los capiteles.

La historia, que fue rescatada hace años por LaLiga, tiene todos buena leyenda: misterios, bulos y diferentes versiones. Algunos dicen que el cantero lo realizó porque la obra la iba a inaugurar Franco y era su forma de revelarse contra el régimen. Otros afirman que se le dijo al cantero que diseñara de forma original los 52 capiteles y como se quedó sin ideas “tiró” de lo primero que tenía a mano: el escudo del equipo de su añores en el que había trabajado meses antes.

– La voy a dejar más que bonita.

– ¿Y cómo harás eso, Antonio?

– Tallando el escudo del Athletic en la piedra. Dicen que afirmó el cantero.

Los paisanos se lo tomaban a broma. Cómo se iba a atrever alguien a “profanar” de esa manera un símbolo religioso. Hubo gente que trató de persuadirle explicándole que se metería en un lío con el Ministerio. Sin embargo, él desoyó todos estos consejos y se puso manos a la obra. Y así, en varias semanas, unos de los capiteles de la torre lució orgullosa el escudo del que que para él era el mejor club del mundo.

Franco ordenó investigar la obra

Pero los malos augurios se hicieron realidad y la noticia llegó a Madrid. Antonio se había metido en un buen lío, se hablaba incluso de pena de cárcel. Así, por decisión del consejo de ministros franquista, se plantó en Trujillo un inspector del Gobierno. Reclamó la presencia de Antonio y ambos fueron a contemplar la obra. El inspector miraba el escudo con cara seria, sin gesticular, con el rostro imperturbable. Hasta que se pronunció la siguiente sentencia:

– Bueno, déjelo ahí. Está muy bien.

– ¿Está seguro?

– Claro que sí. Yo también soy del Athletic.

Únicamente, impusieron al ‘Rana’ que no repitiera los motivos heráldicos de los 52 capiteles de la torre, que era tradición en el Románico.

Pasado el susto, unos meses después el Athletic le pidió que hiciese una visita a Bilbao. “Se hospedó durante varios días en el hotel Ercilla, le hicieron socio del club, realizó un saque de honor y pudo conocer a sus ídolos. Pocos años después, en 1982, El Rana murió en su ciudad natal con su sueño cumplido.

Hoy en día. el escudo sigue ahí y son muchos los turistas que visitan la localidad extremeña solo para buscar este curioso tesoro entre las torres del templo.