¿Gafados?

La maldición de “kichi” y la memoria histórica: el Cádiz CF no gana en casa desde el cambio de nombre

Desde que el pasado 13 de agosto, el alcalde José María González ‘Kichi’ culminara la retirada del rótulo ‘Estadio Ramón de Carranza’, el equipo gaditano no conoce la victoria como local.

Kichi logró su objetivo de borrar a "Ramón de Carranza" del Cádiz pero el cambio de nombre parece haber gafado al equipo en casa
Kichi logró su objetivo de borrar a "Ramón de Carranza" del Cádiz pero el cambio de nombre parece haber gafado al equipo en casaTwitterLa Razon

El Año Nuevo no ha empezado bien para el conjunto amarillo. Cayó derrotado ante el Sevilla por 0-1 en el primer partido del 2022, algo que ya parece ser habitual en su estadio. El Cádiz no ha ganado en sus últimos diez partidos como local en Liga en un estadio donde no gana desde el pasado mes de mayo, la racha más larga sin ganar en casa desde enero de 1993 con 6 empates y 6 derrotas en 12 partidos.

Y es que la “maldición” de la memoria histórica planea sobre la “tacita de plata”. Al Cádiz CF no le ha sentado nada bien el cambio de nombre a su estadio. Desde que el pasado 13 de agosto el alcalde José María González ‘Kichi’ culminara su imposición y retirara de la fachada el rótulo ‘Nuevo Estadio Ramón de Carranza’, el equipo gaditano no conoce la victoria como local.

Este hecho no ha pasado inadvertido para los aficionados del “submarino amarillo” -apodo que comparte con el Villarreal- y se suceden los comentarios en Twitter sobre el gafe que ha supuesto el cambio de nombre un estadio al que muchos cadistas siguen llamando, pese a su alcalde, “Ramón de Carranza”. “Desde que señor alcalde cambio de forma fascista el nombre del estadio el Cádiz no gana ni en los entrenamientos”, se puede leer en unos de los comentarios. Y es que el cambio de nombre en virtud de la “Ley de Memoria Histórica” parece haberse convertido en un gafe para el equipo.

Un polémico cambio

El alcalde de Cádiz, José María González Santos -conocido popularmente como Kichi- consumaba, a pocas horas del inicio de la Liga, su propósito de “borrar” el nombre de Ramón de Carranza del estadio del Cádiz alegando su condición de “Franquista”.

Los operarios del Ayuntamiento de Cádiz retiraban antes del primer encuentro del campeonato los letreros del antiguo nombre del estadio municipal de fútbol Ramón de Carranza,que pasaría a llamarse “Nuevo Mirandilla”, en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica y Democrática y tras meses de una ardua batalla con los aficionados y varios referéndums rodeados de polémica.

“Es como llamar Hitler a un estadio alemán”

Durante este proceso, y tras denunciar el sabotaje de la primer referéndum convocado por el consistorio para la elección del nuevo nombre, Martín Vila, concejal de Memoria Democrática, defendía con firmeza el cambio de nombre del estadio del Cádiz y se mostraba en contra de los que reclamaban mantener simplemente “Carranza”. Pese a la derecha rancia, Carranza vulnera la ley de memoria histórica y es un insulto a la inteligencia humana que Carranza cumple con la ley porque es como si en Alemania quisieran llamar Hitler a un estadio sin el Adolf”, afirmó.

Un afirmación que pronto se volvería como un “boomerang” contra el equipo municipal. Y es que el nombre de “Nuevo Mirandilla”, esconde una historia más apasionantes de la historia del fútbol con Cádiz, Franco y la Alemania Nazi como protagonistas.

Días antes de que el führer invadiera Polonia, un combinado de futbolistas alemanes se enfrentaron al conjunto amarillo en el campo de la Mirandilla. El 30 de abril de 1939, a punto de estallar la 2ª Guerra Mundial, el Cádiz FC golea en un partido amistoso a una “escuadra” de la armada nazi en un amistoso para estrechar la relación entre la naciente España de Franco y la emergente Alemania nazi.

El propio club recoge en su página web la reseña de un partido mítico de la mano del historiador del Cádiz, Juan Sevilla.

Sin ganar en casa, la permanencia se convierte en una misión harto complicada, cercana a lo imposible. El equipo no está sabiendo aprovechar el apoyo que le brinda una afición que no saborea un triunfo in situ desde el esperado regreso a las gradas. Las cifras son de todo menos buenas. ¿Cuánto durará la maldición?