Obituario

Adiós a Gianluca Vialli, el delantero que remataba con el alma

El italiano formó un dúo letal en la Sampdoria con Roberto Mancini y en el Chelsea fue entrenador-jugador

Los aficionados de la Sampdoria recordaron al que fue su ídolo
Los aficionados de la Sampdoria recordaron al que fue su ídoloLUCA ZENNAROAgencia EFE

Cada desmarque de Gianluca Vialli (Cremona, 1964) parecía que fuese el último que iba a hacer en si vida deportiva. Era uno de esos delanteros que marcaba goles con el alma, por el ímpetu que le ponía a cada una de sus apariciones dentro del área. Y no eran menos intensas sus celebraciones, como si marcar un gol fuese un motivo para gritar más de rabia que de alegría. Ayer se conocía su fallecimiento a los 58 años y después de que hace cinco le detectaran un cáncer de páncreas. Un golpe duro para el fútbol italiano, que reaccionó, por ejemplo, en las palabras de Carlo Ancelotti, emocionado en el comienzo de su rueda de prensa, donde tuvo un recuerdo para su compatriota. «Es un día triste para mí, se ha despedido un amigo, un compañero muy simpático, un gran jugador. Que descanse en paz», lanzaba antes de responder las preguntas habituales.

La propia primera ministra italiana, Giorgia Meloni, tuvo un recuerdo para un futbolista que jugó dos Mundiales con la selección azzurra, el de México 1986 y el de Italia 90, siete partidos en total en los que no anotó, aunque su gran éxito con Italia fue en la Eurocopa de 2020, como parte del cuerpo técnico de su gran amigo Roberto Mancini. Para el recuerdo queda el sentido abrazo entre ambos al conseguir el título, un abrazo entre los que fueron conocidos como los gemelos del gol, cuando una y otra vez rompían las redes de los rivales con al camiseta de la Sampdoria.

Con ellos, el club de Génova pasó de estar en la mitad de la tabla a ganar títulos importantes por primera vez, y todos, con los goles de Vialli, que había llegado del Cremonese después de subir al equipo de su ciudad a la Serie A. Con la Sampdoria ganó la Recopa en la primera experiencia continental de este club, que en el 91 ganó su primer Scudetto para estrenarse por primera vez en la Copa de Europa. Y llegaron a la final, en Wembley, una fecha que es histórica para el Barcelona, porque con el gol de Koeman de falta y de la mano de Johan Cruyff levantaron el trofeo ante esa Sampdoria en la que el delantero centro era Gianluca Vialli.

Poco después firmaba por la Juventus, donde ¿qué hizo? Eso es, marcar goles, su especialidad y fue con los de Turín con los que consiguió por fin la Champions League que siempre había buscado. En el Olímpico de Roma derrotaron al Ajax de Van Gaal y Litmanen, en la tanda de penaltis después de un empate a uno.

Dieciséis millones pagó la Juve a la Sampdoria por su traspaso y cuatro temporadas después se fue libre al Chelsea, donde lo reclamó Ruud Gullit, que ya tenía a sus órdenes a otros dos italianos: Gianfranco Zola y Roberto Di Matteo. Después de una temporada y media, el club inglés decidió despedir al técnico neerlandés y tomó la decisión de que Vialli se convirtiera en entrenador-jugador, una fórmula no muy habitual pero que funcionó perfectamente. Con él en ese puesto, los del Bridge ganaron una Recopa y una Supercopa de Europa, y con el paso de las temporadas, el propio Vialli se iba reduciendo a sí mismo los minutos de juego. La temporada 98-99 sólo se puso en 14 partidos y la siguiente, ya con 35 años, decidió retirarse y ser únicamente entrenador. Todavía tiene el récord del técnico más joven en levantar un título europeo, con esa Recopa que ganó a los 33 años.

Fue también uno de los primeros futbolistas que se atrevió a raparse la cabeza cuando vio que el pelo le empezaba a faltar, sin complejos, como dentro del área, donde remataba de cualquier manera para gritar con rabia.