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Fútbol

Aficionados del Barcelona incendian su propio autobús con bengalas antes del partido contra el Brujas

Les llevaba al estadio, pero no pudo llegar por el incendio y acabaron yendo en taxis colectivso

Hansi Flick, entrenador del Barcelona OLIVIER MATTHYSEFE

La previa del partido entre el Brujas y el Barcelona se vio marcada por un incidente protagonizado por un grupo de aficionados culés. Lo que debía ser una jornada deportiva se transformó en un episodio de tensión, cuando uno de los autobuses dispuestos para el traslado de los seguidores azulgranas terminó envuelto en llamas.

Un total de 1.300 aficionados del Barça se habían desplazado hasta la ciudad belga para apoyar al equipo. Como parte de la logística del evento, el Club Brujas había organizado un servicio gratuito de transporte que conectaba el centro de la ciudad con el estadio Jan Breydel, situado a unos cinco kilómetros de distancia. El punto de partida de estos autobuses era la plaza Vridagmarkt, desde donde se preveía el traslado ordenado de los hinchas visitantes.

Sin embargo, aproximadamente una hora y media antes del inicio del encuentro, se produjo un incidente que alteró todo el plan. En el interior de uno de los autobuses, varios aficionados encendieron bengalas. Al principio, el vehículo se llenó de humo, lo que ya generó preocupación entre los presentes. Pero la situación empeoró rápidamente: el fuego alcanzó el techo del autobús, que acabó incendiándose por completo.

Este suceso obligó a interrumpir de inmediato el servicio de transporte que el Club Brujas había dispuesto para los seguidores del FC Barcelona. La policía actuó con rapidez y desalojó la zona afectada, impidiendo que las llamas se propagaran a otros vehículos o que se produjeran heridos. Aun así, la alteración fue significativa.

Frente a la suspensión del servicio y con el tiempo corriendo en contra, las alternativas se redujeron a tres: caminar hasta el estadio, intentar encontrar taxis o esperar a los pocos autobuses que aún seguían operativos. La primera opción fue la más inmediata para varios grupos de seguidores, que emprendieron el trayecto a pie con el objetivo de no perderse el inicio del encuentro. Otros decidieron organizarse para tomar taxis compartidos, mientras que algunos optaron por esperar una oportunidad de subirse a otros vehículos, aunque la frecuencia del servicio ya se había visto comprometida.

Cabe mencionar que, antes de este episodio, un grupo de aficionados ya había comenzado a marchar desde la Grote Markt, la plaza principal de Brujas, escoltados por la policía local como parte del dispositivo de seguridad previsto. Aun así, el incendio del autobús y la interrupción del servicio generaron un gran desajuste en el desplazamiento general de la afición visitante.

Como resultado del incidente, muchos de los seguidores llegaron al estadio con el tiempo justo, y algunos incluso después del pitido inicial. A pesar de ello, la mayoría logró finalmente ingresar al recinto deportivo para presenciar el partido. El suceso, sin embargo, ya había desorganizado por completo el plan de movilidad previamente establecido para el traslado de los culés.

Durante el descanso del encuentro, el FC Barcelona emitió un comunicado informando a su afición de la cancelación definitiva del servicio de autobuses para el regreso al centro de Brujas. Esto significaba que todos los desplazados deberían volver por sus propios medios una vez finalizado el partido, lo cual añadía una nueva complicación logística, especialmente considerando la hora y la distancia hasta sus respectivos puntos de alojamiento o transporte.

El incidente no solo afectó la planificación, sino que puso en evidencia la fragilidad de los dispositivos de organización cuando surgen conductas irresponsables. Encender bengalas dentro de un vehículo cerrado y en movimiento, además de estar prohibido, representa un riesgo evidente para la seguridad de los ocupantes y para la operatividad del servicio. En este caso, el acto derivó en un incendio que afectó a todos los asistentes, más allá de quienes participaron directamente.

Pese al caos generado, no se reportaron daños personales, y la mayoría de los hinchas pudo finalmente disfrutar del partido, aunque con una experiencia muy distinta a la esperada.