Opinión

El Atlético, sin ilusión no hay magia, pero sí puntos

La esperanza ya está puesta en el Mundial de Clubes

Diego Pablo Simeone
Diego Pablo SimeoneMariscalAgencia EFE

El Atlético ganó al colista con más apuros de los esperados. Se vio obligado a remontar el gol inicial del Valladolid y tuvo que hacer cuatro para no sufrir. Sin hacer un mal partido y siendo superior al rival -faltaría más, en este caso-, al equipo y al ambiente en el estadio les falta algo. Resulta demasiado evidente que tanto dentro del vestuario como en la grada se han bajado los brazos y ya no queda ilusión por nada de lo que hay en juego. Estar fuera de la pelea por la Liga con tantos partidos por jugar y con la clasificación para la Champions conseguida... la sensación es la de una pareja que se sienta a ver la tele en el sofá sin pasión, ni expectativas. Las carreras del impetuoso Guliano y alguna cosita de Julián suben un poco la temperatura, pero no deja de requerir cierto esfuerzo engancharse a lo que no hay.

La realidad es palmaria y los colchoneros ven por la tele las eliminatorias europeas a las que sienten que pertenecen y una final de Copa cuya lectura es la de una gran oportunidad perdida por falta de valentía.

La esperanza está puesta en el Mundial de Clubes, una competición nueva para todos y a la que los rojiblancos pueden llegar cargados de moral si ganan los siete partidos restantes. Para ello necesitarán imperiosamente dejar de cometer errores infantiles que han costado demasiados puntos.

De igual manera que Griezmann frente al Leganés, Barrios ante el Celta o Correa liándola en Getafe, ante el Valladolid fue Lenglet quien regaló un penalti absurdo y una falta innecesaria que costaron dos goles en la pelea de Oblak por su sexto Zamora, que supondría un récord histórico. Más allá de mejorar la plantilla para el año que viene, resolviendo incógnitas como la continuidad o no del francés, resulta fundamental que jugadores tan fiables dejen de cometer errores absurdos.