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Griezmann se echa el Atlético a la espalda

El francés encendió la luz del Metropolitano con su tanto y fue despedido con una ovación por sus aficionados

Partido de fútbol entre el Atlético de Madrid y el Athletic de Bilbao
Griezmann celebra el gol de la victoria del AtléticoGonzalo PérezLa Razón

Antoine Griezmann carga con el peso del Atlético sobre su espalda. Sobre el «8» que luce en su camiseta descansan las esperanzas de su equipo de poder hacer las cosas bien hasta que acabe la temporada. Algo que a estas alturas se reduce a ganar los partidos suficientes para asegurar la presencia en la próxima Liga de Campeones. Contra el Athletic sólo necesitó que se marchara Carrasco y ocupar el costado izquierdo del ataque para ganar el partido. Fácil, como si hubiera estado esperando ese momento todo el partido. Agarró la pelota en el centro del campo, intentó una pared con Memphis que le devolvió Vivian sin querer y sin que nadie le molestara en su carrera entró en el área y disparó con la izquierda para marcar el gol que decidía el partido.

A partir de ese momento el Atlético volvió a sentir que jugaba en casa. El estadio, que había permanecido casi mudo, comenzó a cantar y después del gol su equipo se sintió capaz, Morata tuvo una oportunidad para el segundo y el Athletic comenzó a sentirse inferior.

Hasta entonces todo había sido extraño. Desde el uniforme del Atlético –que jugaba de naranja para ceder el rojiblanco al Athletic en su 125 aniversario– al silencio del estadio, todo hacía indicar que el equipo de Simeone era el visitante. Se escuchaba más a los aficionados del Athletic y en el césped tampoco había diferencias entre los de casa y los de fuera.

Sólo Carrasco creaba peligro, aunque sus jugadas parecían desarrollarse a cámara lenta desde la grada y no fuera capaz de regatear a nadie que tuviera delante. Era el único que remataba, pero siempre se encontraba con Agirrezabala, el portero del Athletic que se estrenaba en esta Liga. Acostumbrado a estar a la sombra de Unai Simón, el portero de la selección en el Mundial, suele conformarse con los partidos de Copa. Y para eso, para que coja ritmo ante las semifinales que le enfrentan con Osasuna dentro de diez días, Valverde le dio la oportunidad en el Metropolitano. Una parada a Carrasco en un mano a mano en la primera mitad y otra en la segunda a un disparo del belga permitieron que el Athletic mantuviera a cero la portería durante más de setenta minutos.

Hasta que apareció Griezmann por la izquierda para cambiar el sentido de un partido que caminaba hacia la más aburrida intrascendencia. Para entonces ya estaban en el campo Memphis y Morata para jugar arriba y Pablo Barrios para acompañar a Koke en el centro del campo en lugar de De Paul. Aunque no fue uno de sus peores partidos.

Al Athletic, que lo intentaba, le faltaba precisión en los últimos metros para hacer temblar al Atlético. Oblak no se sintió amenazado hasta que tuvo que despejar un disparo de Nico Williams en la segunda mitad. Hasta entonces sólo Sancet se había acercado a la portería con un cabezazo blandito en los últimos minutos de la primera parte.

Fue la única ocasión en la que el pequeño de los Wiliams logró escaparse de la vigilancia de Reinildo. En su sitio, de lateral izquierdo, no consintió que nadie lo superara y siempre estaba atento para corregir cualquier despiste de sus compañeros.

Reinildo desespera a los rivales y da solidez al Atlético en la parte de atrás, pero todo lo demás depende de Griezmann. El francés aparece por todas partes, pero es más decisivo cuando se aleja del área. Pocos jugadores de su talento tienen también su implicación en el juego defensivo. Está para robar, para crear y para rematar. Todos se sienten mejores a su lado.

No es extraño que, cuando el tiempo se agotaba y Simeone decidió sustituirlo por Saúl, el estadio lo ovacionara de manera unánime. Era él que el que había encendido a la grada. El premio era merecido y Simeone lo sabía.

Elogios de Simeone a Griezmann

Antoine Griezmann fue decisivo para la victoria del Atlético y Simeone no escatimó los elogios después del encuentro. «Deteminante, importantísimo», decía el entrenador rojiblanco. «Cuando está bien, el equipo juega a otro nivel. Cuando está bien nos permite tener más opciones y nos permitió encontrar el gol», añadía. El Cholo también reconoció la labor de Reinildo en defensa. «Admiración por él», es lo que dice sentir. «No es fácil defender. Todos piensan que defender es más fácil que atacar, pero no es fácil. Hay que tener intuición, fortaleza, seguridad y él lo tiene todo. Hablamos con él y nos dice que quiere atacar más porque en Francia era un lateral ofensivo y vamos a trabajar esa faceta».