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Agüero se retira

El riesgo de la muerte súbita

Hay arritmias que se pueden corregir de diversas formas. Otras pueden tener consecuencias trágicas

Agüero con Laporta, Xavi, Agüero y "Txiki" Begiristain
Agüero con Laporta, Xavi, Agüero y "Txiki" BegiristainAndreu DalmauEFE

Una arritmia es lo que ha provocado la retirada de Sergio Agüero. Un problema más común de lo que parece y que al Kun le sobrevino sobre el césped en el partido contra el Alavés y que dos meses después acelera su adiós. Pero la arritmia no tiene por qué tener siempre consecuencias tan drásticas. “Una arritmia es la pérdida de la secuencia rítmica de los latidos cardiacos por una alteración en la génesis o transmisión de los impulsos eléctricos que originan el latido cardiaco”, explica a La Razón Juan Antonio Richart, cardiólogo y colaborador de Savia, la plataforma de salud digital de MAPFRE.

El término arritmia es muy amplio e incluye multitud de trastornos del ritmo, también podemos encontrar arritmias benignas, aquellas sin un sustrato patológico, sin consecuencias hemodinámicas y que no constituyen un riesgo vital para el deportista. Otras arritmias son consecuencia de la actividad física y propias de deportistas tales como algunos ritmos lentos que aparecen fundamentalmente durante las situaciones de sueño, reposo, etc. y suelen desaparecer con la actividad física y las emociones. Por último, tenemos las arritmias que se consideran malignas, es decir, aquellas que tienen graves consecuencias hemodinámicas durante la actividad física, que pueden poner en riesgo la vida del deportista, son indicativas de una cardiopatía de base capaz de producir arritmias y pueden llevar a la muerte súbita”, cuenta el doctor Richart. “Atendiendo a su gravedad y a sus consecuencias indeseables, se puede concluir que aquellas arritmias que contraindican la práctica deportiva, tanto fútbol como cualquier otro tipo, son aquellas que se incluyen en el grupo de “arritmias malignas”, entre éstas citaremos la taquicardia y fibrilación ventricular, bloqueos cardiacos de grado avanzado, síndromes de preexcitación, o arritmias en general no controladas”, agrega.

Incluso alguna de ellas puede convertirse sólo en un trastorno temporal. “Determinadas arritmias tendrían una contraindicación temporal, a la espera de solucionarlas mediante determinados procedimientos invasivos como ablaciones, implantación de marcapasos, desfibriladores, en algunos casos solo existiría la contraindicación para ejercicios de alta intensidad”, asegura Juan Antonio Richart.

Los deportistas se someten a reconocimientos médicos con frecuencia, pero no siempre son capaces de detectar una arritmia. “El examen de los deportistas de élite va encaminado de una manera minuciosa y exhaustiva a detectar cualquier tipo de cardiopatía que contraindique la práctica deportiva, y se les realizan todo tipo de pruebas cardiológicas encaminadas a ello, y aún así es posible que en algunos casos puedan surgir problemas y aparecer arritmias que no se hubieran detectado previamente”, explica el doctor Richart.

Los deportistas de élite sí cuentan con esa protección de los reconocimientos médicos. Algo que no sucede en todos los deportistas, especialmente en los atletas populares que se lanzan a acometer grandes esfuerzos sin la certeza de que su cuerpo está preparado para resistirlo.Por ello es muy importante realizarse unas pruebas antes de hacer determinados esfuerzos, especialmente personas con antecedentes familiares o personales relevantes como hipertensión arterial, diabetes o tabaquismo.

Para detectar un problema cardiaco “el primer paso debe consistir en escuchar a la persona que nos podrá referir palpitaciones, sensación de aleteo en el pecho, latidos cardíacos acelerados (taquicardia) o bien lentos (bradicardia). Otros síntomas pueden ser ansiedad, fatiga, mareos, dolor en el pecho, sudoración o desmayo fundamentalmente”. “En segundo lugar, es preciso un buen examen físico, seguido de un electrocardiograma, que es la herramienta básica para conocer cuál y como es el ritmo cardiaco y qué anormalidades presenta”, añade Juan Antonio Richart.

Con eso en muchas ocasiones es suficiente. En otras habrá que recurrir a un holter, un dispositivo que graba el ritmo cardiaco durante un tiempo determinado, o incluso a otros dispositivos más específicos. “Hoy en día son de gran utilidad práctica los smartwatchs u otros dispositivos capaces de tomar una tira del electrocardiograma y observar la presencia de trastornos del ritmo”, afirma Richart. A veces serán necesarias otro tipo de pruebas que determinarán “si es preciso un marcapasos, un desfibrilador implantable (DAI), una ablación cardiaca, cirugía o simplemente medicación apropiada”.

Juan Antonio Richart defiende la importancia de la prevención, ya que las enfermedades de corazón están entre las principales causas de mortalidad en España. “Algunos factores no son modificables, como la edad, el sexo y a día de hoy la carga genética. Sin embargo, otros si pueden serlo como mantener un peso adecuado, seguir una alimentación saludable, eliminar el consumo de tabaco, hacer ejercicio, limitar el alcohol, tener buenos hábitos de sueño y dormir lo suficiente, controlar el estrés, mantener el colesterol y los triglicéridos a raya, controlar la diabetes y vigilar la presión arterial”, indica Richart. “Otros factores de riesgo más específicos son el empleo de medicamentos supresores del apetito, agentes usados en el dopaje deportivo, paradójicamente algunos fármacos antiarrítmicos y drogas como la cocaína, marihuana, “speed” o metanfetaminas”, añade.

Muchas arritmias se pueden tratar “y, además, con excelentes resultados”, asegura el doctor Richart, pionero en España en la introducción de la cardiopatía nuclear. “Son muchos los medios de los que disponemos hoy en día, comenzando por un amplio arsenal terapéutico, también medios como las cardioversiones y desfibrilaciones eléctricas, implantación de marcapasos cada vez más sofisticados, ablación de las estructuras responsables de las arritmias o cirugía en determinados casos”, dice.

Si la arritmia no se ha logrado suprimir, evidentemente se puede vivir con ella gracias a controlarla y prevenir sus complicaciones. Es lo que suele suceder en la fibrilación auricular del anciano, que sería una de las arritmias más frecuentes y que con una medicación adecuada para controlar el ritmo cardiaco y tratamiento anticoagulante. Existe también un gran número arritmias banales, desprovistas de importancia que no es preciso tratar y sólo adoptando medidas higiénico-dietéticas y una vida saludable se pueden solventar o mitigar”, agrega. Pero hay casos de mayor gravedad. “Existen arritmias letales, evidentemente son las menos pero por el impacto que tienen, especialmente en el mundo del deporte, causan alarma en la población. A pesar del amplio abanico diagnóstico y terapéutico del que disponemos, van a seguir produciéndose muertes súbitas por estas causas”, asegura.

Por eso es tan importante para él la presencia de “material de resucitación”, los desfibriladores. Pero no basta con eso si no se saben utilizar. “Todo ello debe ir acompañado de la adecuada formación de la población, especialmente de los servidores públicos, en estas técnicas, cuya enseñanza debería iniciarse ya en las escuelas”, concluye Richart.