Montoya, el concursante sevillano de Supervivientes, no es un rostro desconocido para los seguidores de la televisión española. Su popularidad comenzó a forjarse gracias a su participación en La Isla de las Tentaciones, donde su carácter, carisma y espontaneidad le valieron un lugar destacado en la memoria colectiva de los espectadores. Sin embargo, más allá de los realities, Montoya es conocido por su pasión incondicional por el Real Betis Balompié, el club de sus amores.

Montoya, pasión verdiblanca

La afición de Montoya por el Betis va mucho más allá de la mera simpatía. Es un hincha declarado, de los que viven cada partido con intensidad y emoción. Esta devoción verdiblanca no ha pasado desapercibida para el propio club, que decidió contar con él para protagonizar uno de los vídeos más importantes de la temporada: el anuncio del fichaje del delantero colombiano Cucho Hernández. El Betis, siempre atento a la conexión con su afición, eligió a Montoya como embajador de este momento especial, sabiendo que su entusiasmo y autenticidad conectarían de inmediato con los seguidores béticos.

En el vídeo, Montoya aparece celebrando la llegada del nuevo fichaje con la misma pasión que demuestra cada vez que habla del Betis. Este gesto consolidó aún más su imagen como uno de los béticos más mediáticos del momento.

La aventura en Supervivientes

Pero el destino tenía preparado para Montoya una experiencia aún más intensa: su participación en Supervivientes. Durante 102 días, Montoya estuvo completamente aislado en los Cayos Cochinos, un remoto archipiélago de Honduras, sin acceso a información del exterior. Ni redes sociales, ni televisión, ni contacto con familiares o amigos. Nada de lo que ocurría en el mundo llegaba a oídos de los concursantes, que debían centrarse en sobrevivir, superar pruebas y convivir en condiciones extremas.

El aislamiento fue absoluto, lo que significó que Montoya no tuvo conocimiento de ningún acontecimiento relevante sucedido durante su estancia en el programa. Desde apagones eléctricos hasta cambios políticos, pasando por noticias deportivas de gran calado, todo quedó fuera de su alcance. Esta desconexión, aunque dura, es también uno de los elementos que más sorprenden a los concursantes al regresar a la vida real y ponerse al día con la actualidad.

Uno de los momentos más emotivos y sorprendentes para Montoya llegó cuando la presentadora Sandra Barneda, encargada de transmitir las noticias más relevantes a los supervivientes, reunió a los concursantes para darles una información que cambiaría el ánimo del sevillano. “¿Si os digo que el Betis ha llegado a su primera final europea?”, preguntó Barneda, generando una mezcla de incredulidad y expectación en el grupo.ç

Montoya, al escuchar la noticia, no pudo contener los nervios y la emoción. “Ay, Dios mío”, exclamó mientras se llevaba las manos a la cabeza, visiblemente eufórico y con el corazón acelerado. Las cámaras captaron su reacción genuina, una mezcla de alegría, orgullo y asombro al enterarse de que el club de sus amores había alcanzado un hito histórico: disputar la final de la UEFA Conference League, la primera final europea en la historia del Betis.

Montoya celebró con entusiasmo, aplaudiendo y gritando de alegría ante la hazaña lograda por los verdiblancos. Para él, que había soñado toda su vida con ver al Betis en una cita europea de tal magnitud, el momento fue inolvidable.

Del éxtasis a la resignación: la derrota ante el Chelsea

Sin embargo, la montaña rusa de emociones no terminó ahí. Tras unos instantes de celebración, Sandra Barneda le comunicó el desenlace de la final: el Betis había perdido ante el Chelsea. La expresión de Montoya cambió de inmediato, pasando de la euforia a la resignación. “Ay, ha perdido, bueno, no pasa nada”, dijo, intentando restar importancia a la derrota y centrarse en el logro histórico que suponía haber llegado tan lejos.

Pero la historia de Montoya en Supervivientes y su reacción ante la gesta europea del Betis ya han convertido al sevillano en un símbolo para la afición verdiblanca