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Oficial: Carlo Ancelotti vuelve al Real Madrid

El entrenador italiano es el elegido. Firma por tres temporadas. Vuelve al club con el que consiguió la Décima y en el que dejó un gran recuerdo

No ha sido Conte y su temperamento, que incendia vestuarios a cambio de conseguir títulos. Un entrenador con carácter, para recorridos cortos y en los que es probable que todo estalle antes o después.

No ha sido Raúl, el hombre del futuro, que llegará al banquillo del Real Madrid seguramente, pero no ahora, en un momento de cambio y de soluciones, de experiencia para aguantar lo que viene.

No ha sido un experimento, un hombre sacado de la manga por sorpresa, al que el banquillo del Real Madrid puede impresionar y que no va a tener tiempo de aprender los códigos que se manejan en el club, que son muchos y, a veces, contradictorios.

No ha sido, tampoco, ahora Pochettino, pese a que estuvo en todas las apuestas, pero su contrato con el PSG impide que llegue al Real Madrid, como ya lo impidió el contrato que tuvo con el Tottenham en su momento. Hay veces que lo más importante es estar en el lugar, en el momento adecuado.

Así que los caminos para la elección se han estrechado tanto en el Real Madrid que el elegido reúne todos los requisitos que se piden desde la directiva blanco: entrenador de élite, con experiencia en vestuarios lleno de estrellas, dialogante pero con personalidad y que sepa manejarse en un entorno tan lleno de vericuetos como el Real Madrid.

Todo eso lo cumple Carlo Ancelotti, como anunció la Cadena Ser.

El entrenador que levantando la ceja solucionaba todos los problemas regresa al banquillo del conjunto blanco para hacerse cargo de un equipo que terminó agotado la pasada temporada y que necesita, primero una pequeña revolución y después, ganar un título.

En su primer año en el Real Madrid después de Mourinho, Ancelotti lo consiguió: logró la Copa del Rey contra el Barcelona en esa carrera mágica de Gareth Bale contra Bartra por la banda y meses después conquistó la hazaña de la Décima, con el gol de Sergio Ramos de cabeza en el minuto 93. Ese póster del equipo levantando esa Copa de Europa ha estado en el despacho de trabajo de Carlo Ancelotti.

Se ganó otro año más y aunque no logró títulos y el club decidió que había que cambiar, Ancelotti lo aceptó con deportividad y dejando una buena imagen, porque es un entrenador acostumbrado a trabajar y marcharse si las cosas no van bien sin una mala palabra.

Después del Real Madrid, no le ha faltado trabajo: el Bayern, el Nápoles y ahora el Everton. En los tres sitios ha dejado su huella: la de un entrenador con un ilimitado conocimiento del fútbol y con una capacidad inimitable, que ya les gustaría a muchos, para llevar vestuarios.

Sus éxitos en el Real Madrid son su carta de presentación, pero es que su historial es inigualable. Como futbolista, jugó en el Parma, la Roma y el Milán. Como entrenador, empezó en la Reggiana y ha pasado por Parma, Juventus, Milán, en sus primeros años, donde ganó una liga italiana y dos Champions. Se fue al Chelsea, para ganar la Copa y la Premier; también logró la liga francesa en el PSG y en el Madrid sumó su tercera Champions. Forma junto a Bob Paisley (Liverpool) y Zidane (Real Madrid), el trío de los entrenadores que han logrado tres Champions. Carlo es el único que las ha logrado con dos equipos distintos.

Ha vivido tanto en el fútbol que ya nada le sorprende. Cuando todos los demás entrenadores se encuentran superados por la tensión, Ancelotti levanta la ceja y repite que lo que hay que hacer es disfrutar de lo que está pasando. Y eso que hace.

Se acostumbró al Madrid y a la ciudad. En sus años como entrenador vivió en un ático en la Plaza de la Independencia, desde donde se ve todo el retiro y no era raro verle paseando por allí y por la milla de oro de la capital de España. Intentaba taparse con la gorra para que no se le reconociese, pero lo cierto es que se le reconocía. Siempre mantuvo las formas, con un trato correcto y explicativo con la Prensa, cambió el humor del club, que llegaba de Mourinho. Ahora tiene que volver a coger el equipo y hacerlo ganar cuanto antes mejor.