Europa League
El Sevilla revive cuando huele a Europa League: 2-0 al Fenerbahce
Los goles de Joan Jordán y Lamela liquidan a un buen Fenerbahçe
Nadie que viera a once almas en pena, dieciséis con los cambios, ser vapuleadas el sábado en el Metropolitano lo creería; nadie, incluso, que contemplase en la primera parte del partido contra el Fenerbahçe, once zombis de blanco persiguiendo turcos como quien persigue sombras, habría pronosticado el desenlace del encuentro: un 2-0 como un castillo que deberá defender en Estambul la semana próximo el hexacampeón de la Europa League. Sí, definitivamente existe un idilio entre este club y esta competición.
La puesta en escena de Jorge Sampaoli fue aterradora. El argentino, ante la pizarra, es más peligroso que un orangután con una metralleta y el planteamiento fue como una ráfaga de disparos con los que se rozó la tragedia: Alex Telles, amonestado a los 3 minutos, de central; Acuña de mediocentro; Rakitic, con todos sus achaques encima, de «todocampista» sin cubrir campo. El resultado fue... bueno, el resultado al descanso fue de empate a cero porque Dmitrovic salió airoso de tres manos a mano y se interpuso en otro par de balones que buscaban su red. Quiérese decir, sin embargo, que el resultado del experimento del técnico argentino fue una purita calamidad.
La corrección llegó con el descanso, afortunadamente. Había que sacar a un centrocampista, aunque fuese uno malo, para retrasar a Fernando y terminar con el suplicio de Telles en el centro de la defensa. El que tenía Sampaoli en el banquillo era Joan Jordán, el peor de la plantilla en la pésima temporada del Sevilla, y se obró el milagro. No hay nada como colocar a cada pieza en su sitio. El gerundense abrió el marcador, cierto que con un tiro de rebote, pero hizo algo más importante: conferirle cierto orden al caos que era el fútbol de su equipo. Más de un año hacía que no rayaba a ese nivel. Que dure.
En desventaja, el Fenerbahçe vaciló. Ya no sabía si irse desaforadamente con el empate o conformarse con una derrota mínima que activase el modo remontada en el tópico infierno turco. En el fútbol, y casi siempre también en la vida, es preferible una mala decisión a una duda. No hicieron nada los fanariotas, ni chicha ni limoná, en toda una segunda parte en la que los sevillistas, sin alharacas, amenazaron con un par de llegadas –Nianzou de cabeza, En-Nesyri que no llegó por centímetros a remachar un balón suelto– antes de ponerse la eliminatoria en franquía con el tanto que marcó Lamela, tras una excelente irrupción de Rakitic en el área. Un 2-0 no liquida el octavo, pero permite viajar la semana próxima con cierto desahogo. Paso al rey de la competición..
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